[OPINIÓN] Marxista siempre marxista. A propósito del trasnocho.

Karl Marx comienza su célebre Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte con la sagaz y severa reflexión: “Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado”.

Con esto Marx intenta indicar las condiciones adversas y contradictorias en las cuales se formula toda intención de cambio social. Es en torno al análisis austero y materialista de dichas condiciones sobre las cuales se debe gestar la táctica y la estrategia política; no en vano el mismo autor en la recordada Segunda Tesis sobre Feuerbach señala: “El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenidad de su pensamiento“. Cabe señalar en este punto que Marx no habla acá de cualquier práctica, como podría creerse de manera superficial; quien conoce la obra de Marx sabe que el elemento o herramienta consagrada a convertir el pensamiento humano en concreción y veracidad concreta es el trabajo. Es el trabajo humano consciente, sobre la naturaleza y sus dinámicas inerciales, lo que permite la humanización de la misma, su control y el dominio del hombre sobre la realidad.

La tradición marxista tiene un consenso más o menos aceptado en torno a estos dos elementos, por una parte el criterio de materialidad adversa o condición dialéctica del cambio social y por otra el criterio de veracidad táctica formulada a través de praxis transformadora en el marco del trabajo material e intelectual sobre la materialidad.

En los últimos días ambos criterios (condiciones y veracidad táctica) han sido utilizadas por el gobierno nacional para polemizar en torno a las críticas adversas venidas desde el ámbito de la izquierda- no solo desde el marxismo- tildando a esta de trasnochada, “radical”, inconsecuente y demás improperios, desplazando el problema de las condiciones objetivas a las sensaciones y posiciones subjetivas .

El argumento del bloqueo suele usarse como elemento vinculante y condicionante para justificar cualquier tipo de política económica incluyente: Alianzas con el mismo enemigo imperial, como se ve claramente en la faja petrolífera del Orinoco donde en algunos de sus bloques hay activos e inversiones estadounidenses; también pareciera que la lucha contra el imperialismo ha opacado la lucha contra los servidores del imperialismo internos.

Es necesario mencionar en este punto no solo la práctica inmunidad que posee Guaidó ante el escenario de la justicia venezolana, sino más estructuralmente el beneplácito comportamiento del gobierno con respecto al sector privado , los inmensos financiamientos concedidos al Grupo Mistral en el año 2018 y que no se tradujeron en una visible disminución del costo por unidad producida así como la derogación de impuestos, aranceles y demás obligaciones tributarias al sector empresarial que tampoco se han visto reflejados ni en una disminución del alza en el costo de sus productos y servicios ni en una mejora real del sector laboral de dichas empresas. Los eslóganes tanto del equilibrio macroeconómico como de la generación de riqueza por parte del sector privado no están respondiendo ni al ritmo deseado ni en las condiciones planteadas, tenemos un crecimiento parcial, por no decir nulo, no vinculante entre distintos sectores productivos y con una grosera concentración de la riqueza junto a un desigual disfrute de ella, una demanda agregada paralizada y un aparato productivo con una artificial diversificación.

La idea de la veracidad de la táctica (alianzas estratégicas y el fundamento ganar – ganar) no muestra mucha relación con el fundamento de su planteamiento en la práctica. La situación económica del país es similar a la de 2018; las únicas diferencias que se visualizan son, por una parte la presencia de un Estado que tiene muy poco control en el circuito económico del país y por otra la notoria muestra de que nuestra moneda nacional está pulverizada y a merced de los vientos del mercado especulativo del dólar.

En resumidas cuentas la realidad concreta ha mostrado la poca veracidad de la táctica liberal y las condiciones han demostrado no haber cambiado.

Las críticas desde la tradición marxista obedecen a condiciones concretas que padecen la clase trabajadora mayoritariamente y que se traduce en una incapacidad crónica de servirse de su fuerza de trabajo para el acto de la supervivencia , o si lo prefieren con un tono más técnico y liberal , la remuneración del sector trabajador está perdiendo vinculación con el ciclo productivo y está generando un estancamiento en las variantes del consumo y del ahorro y con él una disminución de la inversión. Si la pretensión es realmente hacerle frente al bloqueo con una política bien orquestada y no desesperada, deben generarse políticas económicas que apunten hacia ese problema. La privatización no mejorará la demanda, al contrario la concentra y la convertirá en una variante insostenible, los casos de Perú y Chile son buenos ejemplos de este problema, en ambos la demanda es sostenida por el endeudamiento y el endeudamiento a su vez funciona como elemento parte aguas entre los distintos estratos sociales. Esa desigualdad de participación en el consumo genera inestabilidad política y social a la larga, como recientemente se vio en ambos países.

Es bien sabida la máxima de que no existe políticas económicas infalibles, ni recetas mágicas que recuperen las economías en situaciones como la venezolana, también es cierto que los economistas no se preparan en su formación académica para acometer estrategias en una economía donde no exista acceso o vinculación comercial de modo ilimitado con el mercado internacional o donde la adquisición de mercancías, activos y créditos es casi imposible. Sin embargo, si conocemos e identificamos las distintas variantes que pueden hacerle frente a este problema en las realidades internas de nuestro país, sabremos que a pesar de lo desesperado de la situación siempre existirá un puñado de opciones. De lo que se trata es de afrontar dichas opciones como país y no como parcialidad política.

Nosotros los marxistas simplemente exigimos el reconocimiento y cumplimiento de los principios democráticos del proceso bolivariano a saber: el protagonismo y la participación de la clase popular en la promulgación y ejecución de políticas vinculantes en el país, que las distintas instancias gubernamentales y estatales se abran al debate y la crítica de las bases populares, reconociendo nuevamente que es el trabajo consciente y activo es el elemento vinculante que ilumina nuestro papel en la historia y el arma suprema para la consecución del destino próspero que todos soñamos, donde la justicia , la equidad y el derecho al trabajo dignos sean realidades y no eslogan.

La historia es el terreno supremo donde la clase dominante y la clase dominada dirimen sus diferencias; es un escenario de lucha permanente en el cual la única ventaja que posee una clase sobre otra es la fuerza de la iniciativa. Luchemos como clases por seguir sosteniendo la iniciativa.

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