[OPINIÓN] Intento de una (re)visión revolucionaria acerca de la culpa y la responsabilidad.

En los últimos tiempos han estado ocurriendo una serie (en sucesión incontrolable) de terribles hechos que han conmocionado nuestra vida como sujetos de este proceso y por lo tanto, y seguramente, miembros de algún colectivo de revolucionarios,  que si logramos asumir correctamente las lecciones que de ello se genera,  pudiera  (hasta) servirnos  como escalones para ascender o por lo menos para caminar en el sentido correcto. (Por cierto, voy a usar la expresión “colectivo de revolucionarios” y no “colectivo revolucionario”, expresiones que de ninguna manera dicen lo mismo)

Quiero hacer ahora una reflexión (que pretendo de fondo) sobre el problema de la culpa y la responsabilidad colectiva de nuestros hechos en tanto que dichos sujetos.

Fíjense que desde ya evito hablar de “responsabilidad social” en un intento de deslindarme de la visión de la ética formal liberal y el “derecho” social,  ̶ elementos, ambos, justificativos y fundantes del Capital y su ideología y por lo tanto enemigos definitivos e irreconciliables de la vida en un colectivo de revolucionarios ̶  Creo que una de las cosas que un colectivo de revolucionarios tiene que hacer es comenzar a construir formas de pensar que lo deslinden de las impuestas por el Capital, pues mientras sigamos fundamentando nuestros hechos en ellas estaremos “asesinando” al hombre y a la mujer nuevos, antes de que nazcan.

Bueno vayamos al asunto conceptual.  ̶ algunas derivaciones más específicas deberían ser discutidas a lo interno de los colectivos, especialmente si decidimos darle vida a esta discusión ̶

Voy a tomar dos conceptos de libros para mostrar la manera como el pensamiento liberal del Capital (vean también que yo no he hablado más de “capitalismo” porque mi problema no es con el sistema económico, es con el elemento sociocultural fundante de ese sistema y ese es el Capital. Mientras no entendamos eso, todo lo que hagamos no estará sino reproduciendo de una u otra forma la lógica de este y de forma tan sutil que hasta podemos llegar a llamarla “socialismo”, y por lo tanto solo servirán para impedir de manera esencial un cambio revolucionario real).

El primer concepto lo extraigo del Diccionario de Filosofía (J. Ferrater Mora, ed. mayo 2001, tomo Q-J, pág. 3082) (uso sólo el primer párrafo, que ya es suficiente. El que quiera abundar en argumentos puede leer todo el artículo de página y media) (Estoy copiando el párrafo textualmente, aun con referencias cruzadas y todo, tal y como está en la edición del libro que tengo a mano)

RESPONSABILIDAD: Se dice de una persona que es responsable cuando está obligada a responder de sus propios actos (véase Obligación). Aunque algunos autores (como Simmel) mantienen que la libertad es definida por la responsabilidad, la gran mayoría de los filósofos está de acuerdo en que el fundamento de la responsabilidad es la libertad de la voluntad. En efecto, dentro de un mundo cuyos fenómenos estuvieran todos enteramente determinados la responsabilidad se desvanecería. Ahora bien, una vez admitida la libertad que fundamenta la responsabilidad se plantean todavía respecto a ésta varias cuestiones importantes.

Hasta aquí la cita (es suficiente).

Hay aquí varios detalles. Es significativo, por lo menos para mí lo es, que una obra tan seria como esta al hablar de responsabilidad se refiera solo al problema de la obligación y no refiere nada al problema de la culpa. De hecho no existe en el libro un apartado para hablar de esta. Y como todo pensamiento liberal, refiere y determina en última instancia la responsabilidad al y por el ejercicio individual de la “libertad”. Si leen el artículo completo verán que esto es especialmente cierto porque en él se hace referencia al problema de la “culpabilidad” sin que se diga que es eso.

Pero hay un asunto más importante aún. El artículo refiere que Simmel (que por cierto no sé quién es y no voy a perder el tiempo averiguándolo) y otros autores (no dice cuales, pero refiere, al menos, uno) piensan que la libertad es ulterior a la responsabilidad, sin embargo este hecho se despacha rapidito y no se usa más en todo el artículo. De inmediato se dice, sin ningún rubor, “la gran mayoría de los filósofos está de acuerdo” y ahí no se cita a nadie. Ferrater tiene tanta autoridad académica que sencillamente tenemos que creerle, ¿verdad? No importa que esa afirmación se parezca demasiado al “some people said” de la cadena Fox o al “por ahí dijeron” tan poco académico del chisme cotidiano.

Claro si yo soy una persona con derecho irrestricto al ejercicio de mi voluntad (eso es la mierda que el liberalismo llama “libertad”), puedo entonces “justificar” mis actos y esconder mi responsabilidad  ̶ ahora si­ ̶  en sus consecuencias. Por ello no importa que no hubiera armas de destrucción masiva en Irak, eso se vuelve desde esta visón sencillamente irrelevante.

El segundo concepto (más bien definición) la extraigo  del Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición, 2001, tomo 4 (coscarce – angaratusar) pág. 482). (Copio exactamente toda la definición como esta en el libro)

culpa. (Del lat. culpa).  f. Imputación a alguien de una determinada acción como consecuencia de su conducta. Tu tienes la culpa de lo sucedido. 2. Hecho de ser causante de algo. La cosecha se arruinó por culpa de la lluvia. 3. Der. Omisión de la diligencia exigible a alguien, que implica que el hecho injusto o dañoso resultante motive su responsabilidad civil o penal. 4. Psicol. Acción u omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado. ~ teológica. f. Pecado o transgresión voluntaria de la ley de Dios. absolver a ~ y pena. fr.  Absolver plenariamente, como en los jubileos. echar la ~ a alguien. fr. Atribuirle la falta o delito que se presume ha cometido.  V. capítulo de  ~ s     

Otra vez vemos la concepción liberal brotando hasta por los poros. Noten que nuevamente la culpa depende de la conducta y, aunque el ilustrísimo diccionario no lo diga, esta última (la conducta) del ejercicio pleno de la voluntad en libertad (como diría Ferrater)  Por supuesto la culpa es posterior al hecho, por ello “primero tengo que joder a alguien para tener la culpa”. Y eso no es un sarcasmo. Es exactamente así que piensa el “derecho” liberal, para el cual es absolutamente impensable otra manera de ver las cosas, pues se correría el riesgo de afectar la “libertad” del individuo. Y entonces todo se reduce a juzgar al asesino y no a impedir las condiciones que lo determinan. De esa manera es inevitable concluir que los “delitos” son parte correspondiente al ejercicio de la “libertad” y por lo tanto la “culpa” se puede justificar. A eso vamos.

Por cierto, esta definición del ilustrísimo diccionario, elimina ese fácil asunto de que no se debe hablar de culpa porque ese es un asunto puramente religioso.

(Disculpen el sarcasmo, ahora sí, pero vean la interesante que es el ilustrísimo diccionario. Yo tengo una edición de biblioteca, en 10 volúmenes. De ella usé el volumen 4 que comienza con la palabra coscarse y termina en la palabra engaratusar. Digo lo interesante que es ese libro que nos puede permitir saber qué coño significan esas palabrejas. Ojala eso sirva para que cosquemos algo de todo este peo)

Me he referido a estos dos conceptos para que intentemos ver lo delicado del problema que se nos está planteando a los colectivos de revolucionarios que pretendemos asumir tareas de construcción de un verdadero cambio en eso que llamamos “la sociedad”. Fíjense lo es fácil que es reducir el problema al puro cambio económico, a que todos coman y todos vivan sin explotación (o por lo menos no mucha), o al problema formal de la “culpa”. En este sentido todo se reduce a equilibrar algunas o varias categorías económicas y asunto resuelto. Eso reduce “el socialismo” a un “modelo” económico (y si es “un modelo”, reconozco automáticamente, además, que hay, o puede haber, otros “modelos” que con toda seguridad pueden ser hasta completamente válidos).

Cuando en otras ocasiones hemos hablado de la ética, partimos de decir que el primer momento de ella es identificarla como la ética de la vida, la vida de todos  ̶ en particular de los que no pueden vivir, que son los que posteriormente se ha llamado “víctimas” ̶  pero esencialmente la vida de todos, y por ello es que “la vida humana es todo lo que ella es o no es nada”

Prolongando esta discusión, que es lo que deberíamos haber hecho desde hace algún tiempo en los colectivos de revolucionarios (insisto en eliminar aquí cualquier referencia específica, las cuales deberán hacerse en sus contextos determinados) quiero referirme o enfatizar la relación que desde mi punto de vista tienen estas palabras a las cuales nos hemos referido antes, responsabilidad, culpa, obligación, justificación, y otras tantas relacionadas.

Pues nuestro objetivo (en tanto que colectivo de revolucionarios) debería ser que no sigamos sufriendo frustraciones y daños inmensos (pensemos en esa situación derivada de los acontecimientos actuales que conducen a pasos agigantados hacia el más craso reformismo) porque no hemos sido capaces de asumir con sentido revolucionario estos conceptos.

Se ha dicho mucho que los conceptos ­ ̶ particularmente desde la óptica del pensamiento revolucionario ̶  no son sino elaboraciones, constructos, que persiguen determinar de manera interesada la realidad. Es decir construir la realidad como nos interesa o mostrar la parte de la realidad que nos conviene.

Por ello, el problema no son los conceptos, por muy académicamente adecuados que ellos sean. No, el problema otra vez sigue siendo la relación (que es directa, coño) que tiene que existir entre nuestros hechos, nuestras acciones cotidianas y nuestros conceptos. La categoría surge, aparece, cuando un concepto se hace cotidiano, es decir cuando toma vida, ̶ cuando se hace historia, pues se llena de cultura, de gente ̶  De nuevo concluimos, que hacemos teoría cuando vivimos coherentemente (¡Qué enorme! ¿Verdad?)

El problema está en el que pensamiento individualista del liberalismo, basado en el libre ejercicio de la voluntad,  diluye la “responsabilidad” (y hasta la elimina) al “justificar” la culpa. Por ello los niños muertos por una bomba en Yemen son apenas algo así como “daños colaterales” y la actitud delincuencial de una persona se puede justificar como “radicalismo” y hasta ejercicio pleno de la voluntad en libertad, y por lo tanto no pasa nada.

“La culpa” se resuelve o justificándola o castigándola o ignorándola. Es decir, en criollo y sin tapas, “cabroneandola” Así, creamos situaciones arevolucionarias (termino que inventé, porque no encuentro otro) que se auto-justifican.

Y le sacamos el bulto al hecho de que desde una visión coherente de revolucionario, la culpa solo puede ser eliminada por la plena asunción de la responsabilidad (sin ningún tipo de justificación). Cuando una persona intenta “justificar” un error, casi siempre esconde el hecho de que no lo reconoce como tal, pues en caso contrario sabría que no lo puede justificar. Un revolucionario nunca debería tratar de justificarse con “justificaciones” (La cultura popular dice “que desde que existen la excusas todos somos “escusados”) Un revolucionario debe, siempre, asumir las responsabilidades de sus acciones, y si ellas implican un error, enfrentarlo, sin intento de justificación, y dedicarse a resolverlo (para ello necesita el colectivo, o volveríamos al peo del “ejercicio pleno de la voluntad en libertad” individual).

Una acotación pertinente antes de terminar. Recordemos que cuando una persona ejecuta acciones que generen “culpa” está inevitablemente creando victimas con sus hechos. Ignorarlo es convertir a la víctima en simple “daño colateral”, como sabemos que pasa con los niños de Yemen.

Termino, por ahora, insistiendo en que la justificación, y/o hasta la eliminación, de la culpa busca diluir o eliminar la responsabilidad y por tanto justificar al culpable, y en muchos casos, la mayoría de ellos, hasta victimizarlo (pobrecito él) y como ya no hay culpable, tampoco puede haber víctima y asunto resuelto. Mientras que, en una conducta (realmente) revolucionaria, la culpa solo puede ser eliminada si se asume de manera plena toda la responsabilidad de una acción, y si esta es un error, o ha conducido a uno, se asume también todas las consecuencias que de allí se hayan generado. Solo así se estará en condiciones de comenzar a construir  una persona responsable, coherente, cuyas acciones cotidianas difícilmente generen condiciones de “culpa”, es decir se estará construyendo la mujer nueva o el hombre nuevo de la nueva sociedad, una definitivamente no signada por la lógica del Capital.

Esa es la discusión que estoy proponiendo que tengamos a lo interno de los colectivos de revolucionarios, lejos de cualquier intento de “culpabilizar” o “desculpabilizar” nada.

Creo definitivamente que si un colectivo permite que esta discusión se diluya y se “justifica” que sus miembros diluyan su responsabilidad para “justificarse”, estará  cavando su propia sepultura y estará dando cabida a situaciones terribles de las cuales la historiografía de la izquierda, en todas partes, pero particularmente en Venezuela, nos tiene acostumbrados.

Una de las consecuencias terribles e inevitables de ese “justificarse”, es ese cáncer político que nos está matando y que es el reformismo (económico, político, social, organizativo y hasta moral), asunto sobre el cual deberíamos conversar, también, posteriormente.

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