[ARTICULITO 09] ¿Qué es el dinero?

“Permit me to issue and control the money of a nation, and I care not who makes its laws.”
(Permítanme emitir y controlar el dinero de un país, y ya no me importará quien hace las leyes).
Meyer Amsfeld Rothschild.

En la discusión que sigue es indispensable tener constantemente presente la conversa anterior, en la cual hablamos sobre la gran lavadora del dinero: El mercado.

Pareciera que estamos repitiendo mucho algunos conceptos. Pero no, si miramos con cuidado, veremos que los traemos una y otra vez, ampliando algunas cosas, para ir aclarando, o por lo menos mostrando algunas de sus muchas caras. Esencialmente porque hay que tratar de entender la relación especial que el capitalismo crea entre trabajo y mercancía y entre ese par de cosas y el par formado por el dinero y el capital. Vamos a darle…

Hemos hablado hasta ahora de muchas cosas, mercancía, valor, bien, precio, ganancia, plusvalía, mercado, sentido común, conciencia. Pero existe un concepto que está metido en el centro de todos estos otros y es el concepto “dinero”.

Estamos haciendo una maldad, pues hablamos deliberadamente de “concepto” dinero y no de dinero, simplemente.

Pensemos en la frase, de ese señor, que hay al comienzo de esto para que podamos entender. Él lo dice bien clarito, si controlo el dinero de un país (en todos sus aspectos) controlo el país, simplemente.
Y miren que él no dice “permítanme poseer…”, dice “permítanme… controlar…”

Si comenzamos por entender esto, lo demás va ser más fácil.

Supuestamente, el dinero surge como una representación del valor de una cosa, es decir un medio, simple, que “representa” el valor de una cosa. La práctica decía lo siguiente: Yo produzco papas en el páramo y quiero café (que no se produce donde vivo), ¿qué hago? ¿Me voy con un saco de papas para Santa Cruz de Mora donde producen un café buenísimo y lo cambio? Y ¿sí allí nadie quiere papas, pues todos ya tienen y quieren zapatos, me recibirán las papas? ¿Se dan cuenta del lío y por qué en algún momento parecía necesario el dinero?

Es interesante saber que el dinero surge hace mucho tiempo, las primeras monedas fueron acuñadas como 800 años antes de Cristo, parece que en algún lugar del Asia Menor. Aristóteles, un filósofo griego, el cual es uno de los padres del llamado “pensamiento occidental” que posteriormente da origen al capitalismo, como tres siglos antes de Cristo, ya hizo algunos juicios de valor sobre el dinero, afirmando que “el hombre es el único animal que tiene palabra y dinero”. Sin embargo, aun cuando él aceptaba el dinero como una suerte de valor universal que servía para dos cosa, intercambiar productos (comerciar) y comparar el valor de las cosas (precio), negó la posibilidad de que el dinero, que por ser una cosa es de naturaleza estéril, pudiese generar más dinero (el préstamo a interés que él calificaba de usura o ganancia ilegítima) hecho que consideraba antinatural. Claro, Aristóteles defendía, fuertemente, la propiedad privada (asunto sobre el cual vamos a conversar pronto) y nunca se puso a pensar sobre la naturaleza del trabajo y otros asuntos relacionados. Pero su tesis sobre el dinero adquirió gran importancia y por influencia de Tomas de Aquino, un pensador católico de gran importancia en la edad media europea (que vivió en el siglo XII D.C.) fue asumido por la Iglesia Católica la cual condenó (como pecado) la usura, lo que estuvo vigente hasta mediados del siglo XIX cuando la Iglesia se dejó de cosas y asumió activamente el capitalismo, si no entre sus doctrinas por lo menos entre sus prácticas. En cambios los judíos nunca tuvieron ese problema y aparentemente autorizados por el Antiguo Testamento usaron desde siempre la usura como un medio de enriquecimiento sin mayores problemas éticos. Perdonen esta digresión, pero este es un tema muy interesante. No nos toca a nosotros en estas conversas, pero es muy importante definir, determinar el papel que las tres grandes religiones monoteístas jugaron en la consolidación del pensamiento capitalista durante los siglo XVII, XVIII y XIX, y que sigue jugando hoy cada vez más claramente.

El dinero surge, simplemente, como un “medio de intercambio” que “representaba” un valor universal y que podía ser cambiado por cualquier mercancía. Pero, la cosa no es tan simple, pues, por obra y gracia del dios mercado el dinero dejó en algún momento de representar un valor y se convirtió en “el valor” en sí mismo. Es decir dejó de representar el valor de una mercancía y pasó a ser “la mercancía” por excelencia. De forma tal que el objetivo principal del mercado capitalista no es tener mercancías para intercambiar, sino acumular dinero (en cualquiera de sus muchas formas) en la mayor cantidad posible y lo más rápido posible.

Disculpen, pero en estas discusiones nos interesa más comprender los conceptos que desarrollar sus procesos históricos, cosa qué los que queden picados con estas conversaciones deberían intentar, y por ello en estos párrafos estamos pasando por encima de una enorme cantidad de años de la historia de la humanidad, particularmente de la historia europea de la humanidad (Es capaz que en algún momento vamos a tener que hablar un poco sobre la historia).

Originalmente, decíamos, el dinero era una cierta cantidad de oro o “representaba” esa cierta cantidad o valor de ese oro, y la confianza en que eso era cierto le daba su valor como dinero. Pero, hoy, por conveniencia de los dueños del capital (el imperio) esa relación se eliminó y la referencia dejo de ser el oro y comenzó a ser la moneda del imperio (el dólar) que en realidad es sólo papel (bueno hoy en día ni siquiera eso). Ese hecho determinó la desaparición del  “patrón oro” para fijar el valor del dinero y se estableció el “patrón dólar” y la razón es que el problema del imperio no es “poseer” todo el dinero del planeta, les es suficiente con “controlarlo” como bien lo dice el ilustre señor, padre de los “grandes” dueños de la banca internacional que citamos al principio.

Intentemos explicar esto. Originariamente “el dinero” era un medio físico (oro alguna otra cosa de valor permanente, o monedas, billetes, cheques, etc.) Pero gracias al capitalismo y al mercado se transformó en la mercancía por definición y por ello deja de tener “una” forma física exclusiva (se hace intangible, dicen). El objeto del mercado (para los capitalistas) es generar, acumular dinero. Las  mercancías comunes, pasan a ser entonces, la excusa para mover el dinero y por ello, en el mercado,  se compra y se vende cualquier cosa (literalmente cualquier cosa) y el problema entonces no es poseer el dinero que se mueve en el mercado sino controlar el proceso a través del cual se mueve, pues si tengo ese control “ya no me importará quien hace las leyes” o quien posee “temporalmente” el dinero.

(Un pequeño comentario al margen para que se vea mejor esto: En una mañana cualquiera, en el mercado de capitales, bolsas de valores y cosas de esas en el planeta, se mueven cantidades de dinero de más de varios cientos de miles de millones de dólares, frente a eso la “fortuna” del más grande de los millonarios venezolanos que no pasa de unos 4 mil millones de dólares, o algo así, es una suma ridícula de dinero).

En cierto sentido, por lo menos en el sentido del mercado global, el dinero es cada vez más un concepto, por ello algunas de las mercancías más cotizadas actualmente son las relacionadas con la información y la manipulación de la forma de pensar de la gente. El consorcio actual más grande no es un fabricante de automóviles o una empresa petrolera, como la Chevron-Texaco, ni un gran supermercado como “Walmart” (el cual tiene en el planeta más de 3 millones de empleados directos y consume buena parte de la producción del gigante chino) o la gran “fábrica” y comercializadora de semillas Monsanto (que hoy curiosamente posee el ejército paramilitar más grande y mejor armado del planeta), ni siquiera Windows. No, los consorcios más grandes que  existen hoy están dedicado a la industria de los medios, la comunicación y el divertimiento y sus caras visibles son Disney y  Time-Warner (empresas que venden mercancías intangibles, simbólicas).

Por ello, Meyer Amsfeld Rothschild lo dice de manera tan directa. El problema actual no es poseer, ser dueño del dinero, es controlar los procesos en los cuales él se mueve y se produce, pues bien lo dice Meyer el que controla el dinero, controla la sociedad, controla el sistema y lo controla todo.

Fíjense que por lo menos una cosa queda clara, cuando hablamos de “dinero” no estamos hablando de los churupitos que nosotros tenemos en la cartera o en la cuentica del banco… Cuando hablamos de dinero hablamos de esa “supermercancía”,  que no es ni una cosa ni un objeto “mágico”. Constituye, esencialmente algo que vamos a llamar una “relación social de producción” (concepto sobre el que pronto vamos volver). Y es que el dinero pasó de ser un simple medio de intercambio a representar el equivalente general en el cual se refleja el mundo entero de las mercancías y por eso es que decimos que es “la mercancía” y la llamamos “supermercancía”. Como tal equivalente, el dinero se independiza de la relación social de valor y se vuelve autónomo. Se convierte en una especie de ser dotado de vida propia. Se transforma en lo que Marx llamó un fetiche. Su poder no es otro que el poder social de las clases de propietarios, de las clases poseedoras (es decir, de las clases que controlan el dinero). Y por esta razón el dinero no tiene patria (no importa si lo llamamos dólar o yen o euro o bolívar) está más allá de todo y por eso lo puede todo (Marx lo llamaba “la puta universal” pues a todo se entrega).

Hacer la revolución significa, entre muchas otras cosas, cambiar esta relación perversa, significa destruir el fetiche del dinero y regresar el “control” de las cosas (que es el control de la vida) a los dueños del trabajo quitándoselo, definitivamente, a los dueños del mercado.

Hace falta aclarar muchas cosas.  En las dos conversas que siguen vamos a trabajar un poco tres conceptos esenciales para seguir atacando este lío, los conceptos de trabajo, de relación de producción y de “capital”, para ver si logramos darle algo de sentido a todo este saperoco.

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