[ARTICULITO 12]: El trabajo Parte 3 (El Trabajo abstracto)

«El único motivo que mueve al poseedor de cualquier capital a emplearlo en la agricultura, en la manufactura, o en alguna rama del comercio mayorista o detallista, es la consideración a su propio beneficio particular. Las diferentes cantidades de trabajo productivo que puede poner en movimiento y los diferentes valores que puede añadir al producto anual de la tierra y trabajo de la sociedad, según se emplee de una u otra forma, nunca entran en sus pensamientos.»
Adam Smith

Al terminar el articulito sobre “El Mercado” dejamos planteada una pregunta acerca de si el “libre mercado” produce o no efectos simétricos. Es decir si su actividad es buena sus resultados deben ser simétricos, equitativos, es decir deben “ganar” todos por igual.

Bueno, creo que es el momento para tratar de responder esa pregunta.

Vamos a ponerlo simple. No nos caigamos a embustes, ¿qué llamamos en la vida común y según el “sentido común” un buen negocio? Todos sabemos que eso del buen negocio tiene que ver con la persona que lo dice y nada que ver con la persona que lo sufre. Lo que la mayoría de gente no piensa es que cuando yo vendo una empanada haciendo un buen negocio (es decir ganándole mucho) eso solo puede significar que el que la compró perdió mucho (por muy sabrosa que la empanada sea), porque él es el que paga mis ganancias y estas (las ganancias) tienen que salir de alguna parte.

Pero además sabemos que el asunto en “el mercado” no es ni personal ni individual, es social. Es decir cuando Inglaterra hizo un “buen negocio” comerciando con la India y se enriqueció, lo único que eso puede significar fue que la India se empobreció, como en efecto sucedió. Empobrecimiento que apenas hoy (un montón de años después) está comenzado a superarse y de manera muy lenta y muy desigual, porque los pobres de aquella época (bueno, sus hijos o sus nietos) en la India siguen siendo pobres hoy.

Pero, ¿cómo se explica esto? Por qué no se empobreció solo la persona que hizo lo que Inglaterra se llevó, ¿por qué todo el país? Bueno, Marx propone una respuesta para esto, que vamos a tratar de analizar lo más simple que podamos.

Por una parte, y eso ya está claro pues lo venimos diciendo desde que nos conocemos, en el capitalismo los trabajadores no trabajan para sí mismos, sino para la persona que les paga el salario. El problema es que el trabajador termina creyendo que toda la actividad productiva es del capitalista, y que su papel está únicamente en ganarse un salario para sobrevivir. Pero además piensan, entienden, creen, que el producto que ellos elaboran en esa actividad es del patrón. Es decir aceptan que el producto de su trabajo no les pertenece y por lo tanto pierden la percepción de su relación con la actividad productiva y con sus productos. Y para completar el trabajador, que está sometido a un salario, que él piensa que es potestad del patrón, ve a los otros trabajadores como competidores, razón por la cual deben esforzarse en producir más efectivamente y más rápidamente, lo cual agrada (mucho) al jefe pero divide a los trabajadores. Todo esto se termina de enredar cuando el trabajador niega (por la necesidad de mantener “estable” su salario) que él es un trabajador, se empeña en pertenecer a la clase del patrón (cosa que por cierto es absolutamente imposible, así se gane el Kino).

Este proceso que aquí describimos es lo que Marx llama la alienación del trabajo.

Los defensores del capitalismo critican esta explicación desde varios argumentos. Uno de ellos es diciendo que la única razón por la cual la persona trabaja es fruto de la escasez y no una condición de la actividad productiva. La persona se ve obligada a vender su fuerza de trabajo por razones de supervivencia y ello crea además la competitividad, que permite que solo los “buenos trabajadores” permanezcan en la actividad productiva. Dicen además que la única manera de mantener fuentes, estables y crecientes, de trabajo es a través de la acumulación de capital (¿recuerda aquella famosa frase: “yo especulo pero doy trabajo”?) y eso se logra con la tecnificación de los procesos y la especialización de la mano de obra (división social del trabajo). Pero además el trabajo es el único medio a través del cual las personas no propietarias pueden obtener dinero para comprar las cosas que necesitan para consumir y sobrevivir.

Por el proceso de alienación, todos en la sociedad capitalista terminan creyendo que eso es cierto y simplemente colocan su fuerza de trabajo en el mercado, hasta que algún “buen” patrón los compra.

Pero qué tiene que ver esto con la pregunta inicial. Bueno el asunto es como ya hemos discutido, el trabajo tiene dos caras, la cara personal, concreta a través de la cual un individuo trabaja para resolver necesidades (cosa que en el capitalismo ocurre cada vez menos, pues cuando se daña a uno la lavadora tenemos que llamar aun técnico y no sólo por flojera…) y el trabajo social, impersonal, ese que junto con Marx vamos a llamar “trabajo abstracto”. Y abstracto en el sentido de que ya no lo hace Juan, Pedro o María, lo realiza la sociedad (capitalista). Pensemos qué pasa cuando Juan ya no puede seguir trabajando (se enferma, se muere o lo que sea), pues inmediatamente otra persona asume inmediatamente el trabajo de Juan y la actividad continúa sin que la falta de Juan la note nadie, ni siquiera Juan.

Y ese es el asunto, la riqueza de una sociedad, de un país la genera el trabajo abstracto, no el trabajo de Juan, de Pedro o de María. Es el trabajo social global (el trabajo abstracto) el que genera valor, sólo que ese valor esta fetichizado, es decir no pertenece a los que lo producen sino a los dueños del capital. Y por eso cuando un país se empobrece (por alguna razón, un “buen negocio”, una guerra o alguna de esas cositas) los que se empobrecen son los trabajadores. Los dueños siguen siendo dueños (especialmente los dueños de los dueños), a ellos nunca les pasa nada. Por eso es que en capitalismo cuando un banco se mete en problemas, se le “rescata”, es decir de los recursos de la nación se saca dinero, de donde sea, para resolver el problema a los señores que “dan trabajo”. Claro, ese “donde sea” siempre es la comida, la educación, la vivienda, la salud, etc., del pueblo. Pero, claro, eso es de mal gusto decirlo…

Así funciona el capitalismo (hasta ahora no le hemos definido, pero no ceo que haga falta). ¿Cuál es la solución? Hay solo una: Salir del capitalismo y es que los intereses de los trabajadores y de los “buenos” señores que les dan trabajo son incompatibles, irreconciliables. La solución está, en muy buena medida, en que el trabajo deje ser social, abstracto y vuelva a ser comunitario, orgánico… Es decir para que el trabajo deje de servir para enriquecer al capitalista y sirva que las personas vivan y vivan bien. No hay sino un solo camino. ¡Salir del Capitalismo a través de una revolución!

Muchas de las cosas que discutimos están como tomando sentido. Para continuar vamos a conversar, en lo que sigue, acerca de eso que hemos llamado “relaciones de producción” y luego hablaremos de temas como el capital, la banca y la propiedad (uff, tremendo lío…)

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