[ARTICULITO 15]. La lógica dialéctica

EL JUEGO EN QUE ANDAMOS
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa señores
que me juego la muerte.
Juan Gelman

Como decíamos anteriormente para que la práctica social se haga transformadora, revolucionaria, el conocimiento debe ser coherente. La lógica dialéctica es la forma ordenada de desarrollar el pensamiento y la acción, de hacerlos coherentes, pues es la forma más adecuada de pensar, conocer y transformar la realidad. Por ello, la lógica dialéctica es (debe ser) concreta, y es por esto que en ella -al contrario de lo que pasa en la lógica formal- el contenido (el conocimiento, el pensamiento) es lo que determina la forma.

Esta lógica (la dialéctica) busca apreciar los aspectos, vínculos, contradicciones y relaciones que se dan en la realidad. Se mira por ejemplo, cuál es la subordinación de un elemento en otro; ¿cuál es más fuerte? o ¿cuál domina?, ¿dónde están las causas y las contradicciones? Pero las contradicciones no se buscan sólo para describirlas, sino para intentar resolverlas a favor de un proceso verdadero de cambio.

La lógica que el sistema de dominación nos enseña es la lógica formal, llamada así porque en ella la forma oculta el contenido. Esta lógica (la formal) lo que hace es taparnos la realidad misma, las relaciones y contradicciones entre las cosas. Se hace ilación entre las cosas, se enumeran, pero no se ve el movimiento, que es la esencia de la realidad. Según la lógica formal, la comprensión de un concepto se concreta cuando está vacío de contenido, es decir cuando está libre de todos los pensamientos o propiedades sobre esa cosa, de este modo, la lógica formal considera que los conceptos empobrecen la realidad. Veamos las siguientes cifras: actualmente existen en el planeta alrededor de 7200 millones de habitantes. Hay aproximadamente 1800 millones de personas que no hacen más de una ración diaria (eso es alrededor del 25% de todos los habitantes). Sin embargo en el planeta se produce comida para alrededor de 9000 millones de habitantes. Además, casi el 50% de los habitantes del planeta pueden ver televisión desde su casa (mucha de la gente que no come, sin embargo, tiene un televisor). El 1% de los habitantes del planeta es dueña de más del 40% de la riqueza total de la Tierra. Fíjense en estos datos (y podríamos dar muchos más). Desde el punto de vista formal son datos sin relación entre ellos (“inconexos” les dicen los formales).

En cambio la lógica dialéctica se puede entender si vemos que concebir una cosa significa formarse un concepto sobre la completa totalidad de sus propiedades y relaciones. Pensemos un poco las cifras anteriores. Si el planeta tiene 7200 millones de habitantes, el 1% son 72 millones de personas, es decir que un poco más que la población de Colombia y Venezuela son dueños de casi la mitad de todas las cosas que hay en planeta, incluyendo sus habitantes. Pero es peor aún, según datos de suministrados por el Oxfam (Comité de Oxford para la lucha contra el hambre, organización fundada en 1942 y que no puede ser acusada de izquierdista), los 65 millonarios más grandes del planeta, poseen actualmente una fortuna que supera los 110 billones de dólares $, lo cual es 65 veces mayor que la riqueza que poseen 3500 millones (la mitad) de habitantes de la Tierra. Pero además hemos visto que se produce comida en exceso, ¿qué se hace esa comida que sobra? ¿por qué hay tanta gente que no come, si sobra tanta comida? ¿No creen ustedes que a partir de estas preguntas se puede intentar explicar por qué un 25% de los habitantes del planeta no come completo?

Para que entendamos mejor el pensamiento dialéctico pensemos en este ejemplo:

Un facilitador de un taller le pidió a los participantes que calcularan, con la mayor exactitud posible, la superficie de una figura muy irregular que había dibujado en una cartulina. Todos se fueron por el lado formal e intentaron dividir la figura en triángulos, círculos y otras figuras de superficie calculable de manera simple; pero ninguno pudo obtener la superficie con exactitud (bueno, ni siquiera aproximadamente).

Entonces, el facilitador, buscó una balanza, como no consiguió una en el sitio, la construyó con un palo de escoba unos hilos y dos platos, los cuales equilibró cuidadosamente, recortó la figura con toda precisión y la colocó en uno de los platillos, luego colocó sobre el otro platillo una cartulina cuadrada (algo más grande que la figura recortada y exactamente dela mismo tipo), y le fue recortando tiras manteniendo siempre la forma de cuadrado o de rectángulo. Cuando equilibró los dos platillos, es decir cuando las dos figuras tuvieron exactamente el mismo peso (notemos que la “cantidad” en peso no hace falta, lo esencial es que los pesos coincidan, es decir que la balanza se equilibre), calculó la superficie de la cartulina rectangular y encontró por equivalencia el área de la superficie irregular. Esa es una muestra de pensamiento dialéctico porque, aunque formalmente, sólo se comparan figuras con figuras, áreas con áreas, él había comparado el área de la figura a calcular, con su peso, y de esa manera había resuelto el problema real con una solución real, sin amarrarse a las reglas formales.

Es así, que partiendo de la percepción sensorial, la lógica dialéctica construye a través del pensamiento racional, algunas categorías. En otras palabras, a partir del conocimiento sensorial, la lógica dialéctica elabora conceptos, juicios y conclusiones, que permiten que desarrollemos el proceso de síntesis a través del cual obtenemos nuestro conocimiento.

Dialécticamente hablando, “Los conceptos” son palabras (o grupos de palabras) que sirven para representar un objeto o un aspecto de la realidad, o alguna propiedad de la situación estudiada y a través de las cuales representamos ese objeto, que puede ser un hecho de la realidad natural o de la realidad histórica. Los conceptos verdaderos (científicos) revelan la esencia de las cosas. No son simples abstracciones de la experiencia sensible (datos de los sentidos). Y solo aparecen en la conciencia humana a un nivel cultural teórico-espiritual. Es decir, tales conceptos maduran y cristalizan gradualmente en el intelecto humano. No son auto-evidentes y si el intelecto no se desarrolla en un contexto teórico-cultural (práxico), estarían ausentes. Es solamente el conocimiento razonable que, tomado como un todo, conforme se desarrolla, elabora tales conceptos.

Lo concreto “es la unidad de los aspectos diversos” decía el viejo Marx, idea que otro pensador expresó de la manera siguiente: “lo concreto, la concreción, son ante todo sinónimos de los vínculos reales entre fenómenos, de la concatenación e interacción de los aspectos reales y de los momentos de un objeto dados en contemplación y noción a un hombre”.

Visto así, el concepto confiere “significado”, o mejor dicho, “extrae” y “expresa” el significado de un elemento específico de la totalidad de la realidad. Tener significado, como dice Vygotsky, es convertirse en una herramienta, es decir, convertirse en algo también aplicable dentro de otros sistemas y que se sumerge dentro de nuevas áreas de la realidad y nuevos significados (“universal concreto”, lo llaman). El concepto es concreto porque es el instrumento exacto, necesario, y efectivo de una forma específica de acción; es universal porque es una herramienta que tiene aplicación más allá del contexto inmediato en el que se ha producido.

Mientras que llamamos “Juicio” a la comparación entre las cualidades de un concepto y otro. Se descubren vínculos, subordinaciones y relaciones entre ellos. Se refiere a la afirmación que hacemos acerca del hecho, relacionando diferentes hechos entre sí. Por ejemplo si decimos que una vaca es «gorda», estamos estableciendo una comparación con otra que es flaca; y al mismo tiempo estamos relacionando el concepto “vaca” (referido a un tipo de ganado) con el concepto »gorda (referido al grosor del cuerpo). Es decir que al hacer juicios lo que hacemos es establecer vínculos y relaciones entre “cosa” de la realidad.

El uso adecuado de los conceptos y juicios permiten, que alcancemos, a través del razonamiento o teorización, como la llamamos antes, un nuevo juicio que se desprende de juicios anteriores, que nos permite profundizar y encontrar las causas que explican un hecho, conocer, entender e interpretar los vínculos, relaciones y contradicciones existentes en la realidad y al cual podemos llamar “conclusión” o también “categorías” según el caso. Pero que como ya hemos dicho, casi nunca es la conclusión de un proceso sino el inicio uno nuevo o la continuación del mismo pero con mayor conocimiento de la situación y que sirve, esencialmente, por un lado para la ruptura con el azar y por otro como guía para la acción transformadora.

De esta forma y simplificando esto, que se parece demasiado a una clase, podemos decir que concepto, juicio y conclusión son tres pasos de la lógica dialéctica que, generalmente, no sirven para nada si no han servido para generar procesos de desarrollo de una conciencia, procesos que como ya hemos dicho marcan el paso esencial para comenzar a ganar la pelea.

Hay un asunto que falta discutir, pero que apenas plantearemos pues nos llevaría mucho tiempo trabajarlo. Hegel pensaba que al desarrollar conceptos acerca de la realidad, ya la habíamos comprendido, conocido, y que por lo tanto que con el proceso analítico que lleva al concepto se llegaba a una concreción. Se había partido de la realidad desconocida y por ello abstracta y se llegaba a un conocimiento elaborado, el concepto, ya concreto (el ascenso dialectico llamó Hegel a ese proceso). Pero Marx difiere de esto y afirma que la conceptualización nos ubica aun, en un plano de simple elaboración del intelecto, que por lo tanto sigue siendo un nivel abstracto. El concepto se hace concreto a través de reconstrucción sintética de la realidad, lo cual supone, no solo la realización de juicios, conclusiones o categorías. Supone, esencialmente la contrastación de esos nuevos elementos (juicios, conclusiones, categorías…) con la realidad (real) para poder, así, pasar de la realidad abstracta a la realidad conocida (concreta) hecha, además, histórica por la participación de la persona (o colectivo) que conceptualiza. Esa, dicha de manera simple (y pegando unos brincos enormes), es la gran diferencia entre el método en Hegel y el método en Marx.

Pero esto ya se hizo demasiado largo. Usando como guía, la lucha de clases, dejemos solamente planteado el tema que discutiremos en el siguiente articulito y descansemos un rato: La conciencia dialéctica (es decir la conciencia de clase hecha conocimiento) entendida como la interacción entre el conocimiento, la lógica y la realidad objetiva (ya conocida).

Bueno… ¡que rollo!

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