[ARTICULITO 20] ¿Qué es la banca? ¿Dónde se guarda el dinero? ¿Por qué?

En la época en que las personas trabajaban solo para satisfacer necesidades (ver Articulito 02: ¿Qué es una mercancía?) el dinero no era necesario, pues cuando algo faltaba en el hogar se cambiaba con alguien que lo tuviera, y no en relación de valor, sino simplemente por solidaridad, principio vital en esa etapa. Era una actividad muchos más simple aún que el trueque que ya implicaba una relación de valor, para poder intercambiar dos cosas que “valieron lo mismo”.

Cuando los intercambios se hicieron más abundantes y frecuentes comenzó a tomarse como referencia alguna cosa que sirviera de valor intermedio como el oro o la plata. Pero pronto, particularmente a nivel de los comerciantes, comenzó a resultar complicado y arriesgado viajar con cantidades importantes de oro y no solo por el peso, o ¿ustedes se creen el cuento de que la inseguridad es un invento actual?, por lo que surgieron algunos “vivos” que se dieron cuenta de que si se prestaban para cuidar esos “oros” o “platas” podían ganar mucho y dejar de trabajar. ¿Cómo? Pues recibían los valores (el oro y la plata) de los comerciantes viajeros y entregaban un certificado de depósito, un vale, valores que cuando eran rescatados, pagaban una comisión.

La experiencia les mostró pronto que los comerciantes que depositaban sus valores en sus casas movían frecuentemente, solo una cantidad pequeña de ellos, mientras que el resto permanecía bajo su cuidado por tiempos más largos. Se dieron cuenta que podían dar “prestamos”, a costillas de valores que no era de ellos, a personas que los necesitaran pero que pudieran entregar a cambio garantías muy sólidas: terrenos, propiedades, fábricas, talleres, bienes muebles, joyas, esclavos, etc.

Y como ellos, decían que estaban arriesgando sus recursos, pedían “intereses muy fuertes”, por ejemplo, prestaban 10 gramos de oro y pedían algo que costaran 100 gramos o más, cantidad que se agrandaba si el tiempo estipulado para el pago no se cumplía. Surge así, con base en este proceso, la usura. Pues personas que no trabajaban, que no producían absolutamente nada, alcanzaron muy rápidamente la acumulación de grandes riquezas a costa de los deudores que no podían devolver a tiempo los préstamos, principalmente por lo elevado de los intereses. Así surgieron instituciones muy bien instaladas, con edificios y muchos empleados y lujo, lo cual le daba garantía (confianza) de seguridad a sus usuarios. Así nació la banca.

Pero existía un riesgo, mínimo, pero existía. Que un día todos los depositantes, solicitaran sus depósitos al mismo tiempo. Por supuesto, como los señores que guardan los valores trabajan con cosas que no son suyas, no tendría como responder, pues la cantidad de certificados que seguramente habían emitido era por un monto mayor a la cantidad de oro o plata depositados. Por ello esos señores, inventaron además de las constancias de depósitos, unos certificados (hoy los llamaríamos cheques) que ellos dicen garantizan con los depósitos y los otros bienes que guardan. Si la confianza que han ganado entre la gente es grande, pueden trabajan con enormes cantidades de “certificados” pues saben que la cantidad de valores en metales que se moverán casi siempre es de alrededor del 10%, lo cual les deja un amplio margen de acción especulativa. Pero, además, en la mayoría de los casos los “banqueros” que habían crecido más, les compraban a los pequeños sus deudas. Especialmente cuanto estos se metían en verdaderos líos pues superaban su capacidad para especular. Y así surgieron grandes corporaciones que lo único que en realidad manejaban eran cantidades de garantías (deudas), que hacía que muchas personas trabajaran para ellos, tratando de cancelar esas deudas y podían, así, extraerle grandes cantidades de plusvalía a muchas personas al mismo tiempo y casi sin mover un dedo. Pronto los certificados de los “banqueros” más “respetados” comenzaron a ser usados como si fuera dinero y por ello cambiaban de manos, en operaciones comerciales. Pero, los banqueros siempre se las ingeniaban para convencer a los que devolvían esos certificados se hicieran sus clientes y siguieran “confiando en ellos” depositando en el mismo banco los certificados que habían obtenido, con lo que el “valor” que circuló sólo existió en los libros de la institución. Nunca fue dinero real, ni billetes ni monedas, ni oro ni plata, solo papeles. Claro ellos pagaban un “interés” por esos dineros depositados. Intereses por cierto muy pequeños en comparación con lo que cobraban por prestar dinero. Dinero que por cierto, nunca fue, ni será, de los “banqueros”.

Esa es la banca. Y, para eso sirve.

Siendo claros, lo que hacen es falsificar valores, dinero, garantías. Los papeles que entregan en préstamo no tienen respaldo, valen sólo por la confianza que tienen el mercado y los usuarios en ellos, nada más. Los falsificadores profesionales van a la cárcel, aunque el monto sea muy pequeño. Los banqueros no, aunque los montos que especulan son sumamente grandes. Y esto a pesar de que roban a todos los ciudadanos sin que se escape nadie, ya que al aumentar la masa del circulante real éste disminuye su valor por la inflación que desatan. Estos falsificadores descubrieron que podían manejar las vidas de los pueblos entregando o retirando ese crédito a su antojo. Cuando recibían crédito los fabricantes pagaban sus máquinas, herramientas y servicios, y los proveedores a su vez usaban ese “dinero” en sus negocios, y en gastos personales todos por igual. Así se producía mucho y el comercio tenía buenos stocks de mercaderías. La gente tenía dinero para comprar y los precios subían y surge la inflación. Al retirar los créditos se producía el efecto contrario porque el dinero para comprar es poco y los precios tienden a bajar. Los empresarios despiden a empleados y obreros, y menos gente tiene dinero para seguir comprando, los fabricantes no tienen con qué pagar los intereses que el banco exigía, salvo con las garantías entregadas al mismo banco, al final adquiridas a “precio de gallina flaca” por los mismos banqueros, directa o indirectamente. Acaparada ya toda la producción posible y expropiadas las garantías, los banqueros vuelven a dar crédito, y así paran la escasez, la cesantía y la deflación; esta última se convierte otra vez en inflación. Al normalizarse los precios los falsificadores legales vendían las fábricas y propiedades obtenidas muy baratas, mucho más caras. Y empezaba todo de nuevo hasta la próxima crisis, por supuesto planificada por ellos.

En resumen, los banqueros manejan las crisis financieras a su antojo. Y como los bancos están casi todos en un solo tipo de manos, ese grupo de manos anónimas decide cuándo y cómo se vienen las recesiones y las depresiones en todo el mundo. Y si no logran vender localmente los productos decomisados a los deudores que no pudieron pagar, y al haber reducido la cesantía e inflación que reducían el número de compradores, los productos robados legalmente se pueden vender en otros países. De ahí a que los banqueros del país grande les prestan dinero a banqueros de países pequeños. Y así llegó el momento en que ese pequeño grupo que maneja la banca mundial estuvo en condiciones de provocar crisis que afectaran a todo el planeta. Bien lo dice Mayer Amschel Rothschild, creador de la más poderosa familia de banqueros, dueños según las malas lenguas de casi el 50% del dinero del planeta: “Permítanme emitir y controlar el dinero de un país, y ya no me importará quien hace las leyes”.

Es decir, todos los gobiernos son simples títeres de los banqueros. Especialmente los gobiernos de las llamadas grandes potencias como EEUU, Inglaterra, Alemania, etc. quienes ya hace mucho que entregaron la fabricación, provisión y control de su dinero a ese grupo de banqueros, los cuales controlan, además, el oro, petróleo y diamantes y cualquier otra cosa que tenga valor como mercancía, fijando sus precios y cuotas de producción. Porque se creó una fantasía: los gobiernos no pueden ni deben fabricar su dinero, sino pedirlo prestado a entidades privadas que corren con los gastos de fabricación (papel, tinta y obra de mano), pero cobran intereses por su uso; y al fijar soberanamente la cantidad que produce puede aumentar o disminuir el circulante iniciando inflaciones y deflaciones según les convenga.  En USA ese grupo de bancos se llama Reserva Federal y en Inglaterra engañosamente Banco de Inglaterra y a nivel mundial el “Grupo Banco Mundial” del cual hablaremos en el siguiente artículo.
Los Bancos Centrales dependen, aparentemente de los Estados, es decir deberían ser entes públicos. Pero sorprendentemente solo quedan nueve bancos centrales en el planeta que son realmente públicos, es decir que no pertenecen a las familias de banqueros. Y son los de Rusia, China, Islandia, Cuba, Siria, Irán, Corea del Norte, Hungría y Venezuela. ¿No les dice nada esa lista?

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