[COLOMBIA] En Piedecuesta rugió una tigra sobre el mainstream

Camilo Tiago

Nos quitaron todo,

Hasta el miedo.

Escribo con banda sonora de las almas, almas del platanal, de la sangre rebelde, de los planetas y de los marineros…. y no precisamente del acorazado potemkim. Así que ya se pueden dar por enterados del tono de la misiva…. Escribo luego de un breve descanso de 4 dias de intensas jornadas de talleres, titeres, debates, encuentros, lecturas sinfonicas y puestas en escena musicales hicieran fiestas las calles piedecuestanas del 21 al 24 de febrero, en Piedecuesta, Santander con la ercera edición del Festival de la Tigra. El bailaton imprimió vida a una población desesperanzada, la rumba, fue por jóvenes empuñando guitarras, trompetas tambores en vez de armas. Las manos de nuestros jóvenes quieren labrar la tierra, quieren pescar en los ríos, quieren escribir con plumas de oro, quieren recobrar y mantener un legado cultural heredado por un maravilloso mestizaje (aunque no haya sido pacifico en su origen) y que está en vía de extinción.

Estamos cansados de la guerra, estamos cansados de empuñar armas, estamos cansados de ser carne de cañón de los poderosos, estamos cansados que psicopatas dirijan nuestros destinos. El Festival de la Tigra se organizo con las ganas de hacer algo, importante y cultural. Aportar a una sociedad, aportar en su progreso, eso que llaman poner el granito de arena para un mundo mejor. Y no lo hacen como una afrenta tradicional, simplemente es una posición vehemente, con carácter, como a veces hay que hablar cuando se la quieren montar a uno… es decir,  para que le cojan respeto. Por ello en los conversatorios se hablo de los problemas ambientales del Fracking, la sistematica violación de Derechos Humanos con Hidroituango, el panorama cultural de la ciudad y los ejemplos organizativos de otras latitudes como la mexicana de la colmena. En el Festival hubo cavida para todos los generos, se escucho jazz, salsa, vallenato, cumbia, joropo venezolano, musica andina, al igual que metal, rock, punk, hip hop y rasqa a cargo de grandes musicos como Eddy Martínez, Malena D’Alessio, Polikarpa y sus viciosas, Velandia y la tigra,  Superson Frailejónico, Tuyero Ilustrado, Los Pirañas, El Leon Pado, entre otros. Con este cartel no se esperaba otra cosa que  un rumbón planetario en una esquina de la vía láctea ubicada en las escaleras de piedra de un pueblo “cualquiera”. Los objetivos fueron cumplidos… Este maravilloso Festival  hoy se consagra en su tercera edición con toda la vehemencia de su rugido.

Piedecuesta,  ese pueblo que levanta dos iglesias en la misma cuadra del parque principal como marca indeleble de la guerra y que se autoproclama  como garroteros por ese trágico hecho promovido por líderes de  odios y diferencias  que al final nunca ponen sus hijos, ni su sangre, ni sus muertos, ni sus bienes, líderes que han establecido un aparataje de patria sobre los pilares de  muerte, el prejuicio a la diversidad, el amor a la destrucción y la profundización de la desigualdad. En este fin de semana, Piedecuesta fue tomada por unos 4 mil  jóvenes de todo el país que hoy día son los que van a las comunidades bien olvidadas e invisibilizadas de Colombia para entablar diálogos con pares y beber de las fuentes de sus raíces. Jovenes que han aprendido a hacer trincheras de resistencia cultural, a elaborar instrumentos e inventar reservas en nueas canciones. Son la vanguardia en la protección ambiental, de las transformaciones en las relaciones entre hombres y mujeres, en la reducción del canal interoceánico salarial y en el mejoramiento de la calidad de vida de los colombianos. Parte del clamado de estos jovenes es que Ivan Duque sea nuestro presidente, no el de Venezuela, no el titere de los gringos. Que se ocupe de nuestros problemas. En su lema presidencial hablaba que el turno era para los jóvenes. Bueno, pues los jóvenes queremos arte, queremos trabajos dignos, queremos poder vivir de lo que hacemos, queremos poder desayunar en la calle y no llegar con el estómago vacío a clase.

Los beats de este Tercer Festival levantaron más de una vez de sus camas a los Piedecuestanos que participaron en el Festival de la Tigra desde la comodidad de sus hogares. El potencial energético de este evento hizo repensarnos el modelo de desarrollo detras de hidroituango, hizo posible que cientos de colombianos de diferentes procedencias, estratos sociales y gustos musicales secaran un bochornoso capítulo de una intervención a nuestra hermana siamesa.  Queda asi, una espectativa inmensa para el cuarto festival, lo que sus organizadores nos presentaran, las rumbas hasta el amanecer al pie de la iglesia, lo que sus artistas nos transmitan y lo que los debates en sus talleres nos promuevan, con la certeza de estar construyendo cultura que tan necesaria es para una paz duradera y verdadera.  

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