[CRÓNICAS RADICALES] El camino de la paciencia y el amor

Que el amanecer de su vida haya transcurrido en el seno de una familia de militantes guerrilleros le forjaron con el tiempo la valentía, responsabilidad, trabajo, ternura, la lucha por el amor y la justicia. Experimentando una infancia feliz en Cuba, donde los niños son tratados de forma especial. El sol continúo calentando su camino para llevarla a ser lo que es hoy, una mujer aguerrida y amorosa, llena de ímpetu por la construcción y el mantenimiento de la vida misma.

Tamara es una mujer que vive con su compañero en la zona rural del Hatillo, sembrando yuca, caraotas, maíz, auyama, manteniendo los árboles frutales, de mango, aguacate, limón. Alimentos que transforma para llevarlos a la Feria Conuquera todos los primeros sábados de cada mes.

En todas las vueltas al sol en que se ha desarrollado su vida, las experiencias y los saberes acumulados le han permitido superar cantidad de necesidades, pudo llevar adelante a sus hijas con los estudios de Informática que ejerció durante 30 años. Después de terminar esa temporada, comenzó a estudiar otras cosas que le interesaban como la agroecología. Tamara se dice una mujer naturista porque cree en la naturaleza como la maestra de la vida, y de ahí devienen muchos elementos en su vida, como el hecho de haber enfrentado el parto de ambas hijas de forma natural, sin intervenciones médicas más allá de las necesarias, que le permitieron conocer instituciones que impulsan en Venezuela otras formas de nacer, como Buen Nacer y AquaMater, en esta última actualmente hace guardias para acompañar el nacimiento de madres e hijxs en agua.

Estas experiencias son como amaneceres constantes que le han abierto el camino a Tamara en el área del nacimiento. Tamara es doula o acompañante de nacimiento, ella acompaña a las mujeres en sus procesos de gestación, parto y post parto. Ella dice que ser doula la ha llenado de paciencia porque debe esperar los tiempos de la madre y el bebé, cosa que con mucho amor y llena de cariño lo hace entregadamente. También es formadora de promotoras del Plan de Parto Humanizado, ha formado hasta ahora tres cortes, y una de ellas en el Estado Mérida, donde conoció a la Fundación Mamíferas, a la cual apoya. Desde el Plan de Parto Humanizado impulsa círculos de apoyo que organiza en su casa, y ha adaptado estos círculos a los nuevos tiempos venezolanos donde el transporte es cada vez más difícil. Por lo que ahora fortalece mucho más el territorio que habita acompañando a las promotoras de la zona, y a las gestantes.

Los años se han marcado en el cuerpo y la cara de Tamara, pero son marcas que denotan experiencias, e incluso ya llegando el atardecer de su vida, sigue llena de expectativas, sueños y ganas de seguir formándose en eso que más la llena de esperanzas que es ser partera. Hizo dos módulos de formación en la Escuela de Saberes, Cultura y Tradición Ancestral de Venezuela, faltándole aún dos módulos. Está clara en que no hay que apresurarse, la paciencia la acompaña en la espera del conocimiento que va llegar. Mientras tanto ella continúa aprendiendo, acompañando a otras mujeres que han asumido la partería como bandera, es así que acompaña a Kachi, una partera tradicional del Estado Mérida, para aprender juntas desde cada experiencia.

Ver el ímpetu que tiene Tamara por seguir cambiando aquello que siente necesario, llena de entusiasmo y alegría. Se convierte en un ejemplo vivo porque es parte de las personas que siguen construyendo nuevas realidades sin importar los obstáculos. Tamara es parte de ese pueblo radical que está claro en que las dificultades vendrán e intentarán que no logremos los cambios en el sistema, pero ella es sólo una demostración más de que la lucha desde la convicción y el amor, desde la conciencia, son los elementos necesarios para la nueva vida.

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