[CRÓNICAS RADICALES] Hilando el camino
Estudiante de fotografía, titíritera desde pequeña, en primaria se formó en el arte de trabajar el campo, estudiando en la escuela agroecológica de su comunidad. Desde el liceo forjó su conciencia política, participando en todo lo que pudiera.
Aprendió
el arte de tejer a los 12 años de edad, y con sus fotografias ha
buscado retratar las historias de vida de cada una de las hilanderas con
quienes comparte esta pasión. Todo esto es Maria Felicia, Felicia, o
Feki -como le dicen con cariño sus seres queridos-.
Su búsqueda personal y artística en la Universidad comenzó con la intención de crear un cuento que contara las diferentes historias que se encuentran detrás del oficio de hilar. Para ella lo más importante es retratar el tema de resistencia cultural del pueblo de Calderas, así que cualquier manifestación es imprescindible: “cada dos años llevamos a cabo [también] la bienal literaria en honor al escritor Orlando Araujo, premio nacional de literatura y militante del Partido Comunista de Venezuela; este año debido a las coyunturas se enfatizó en el tema político, y realizamos además obras de teatro que involucraron a los niños y niñas con la escritura de cuentos infantiles, una carrera de caballitos de palo y además de trueques culturales con los demás cacerios.”
Actualmente vive en el estado Mérida con sus hermanos, su día a día lo inicia siempre muy temprano en la mañana, asiste a sus clases en la universidad y luego se dirige a un local de comida donde trabaja para poder ayudar con sus gastos.
Creció
rodeada de arte, y gracias al apoyo de sus padres y en medio de las
dificultades políticas y económicas, sigue apostando por la
transformación universitaria y por un medio artístico más incluyente,
una construcción cultural desde el pueblo y para el pueblo. En estos
momentos junto a las hilanderas y como parte de su investigación
académica, Felicia también busca la manera de mejorar el hilo que
producen, creando un hilo mas grueso para así poder contar con su propia
lana mejorada: “Nosotras usamos el algodón del árbol, en conjunto con
los profes queremos lograr la pigmentación del hilo para conseguir hilos
de diferentes colores”.
Felicia se ve reflejada en cada una de las historias de las hilanderas, en las diferentes formas en las que este arte llegó a ellas, en como una colectividad consigue tejer en todos los rincones del país, más allá de su pueblo Calderas. Felicia con su fotografía, y sus hilos, y la literatura, a pesar de su juventud, es sin duda, parte vital del Pueblo Radical.