[EDITORIAL] Des-cifrados

El criterio de la verdad es la norma para fijar la veracidad, la certeza de nuestro conocimiento; el testimonio que confirma y atestigua la justeza de nuestras ideas; el grado de concordancia entre nuestras sensaciones y conceptos, y la realidad objetiva

Según este epígrafe extraído de un viejo diccionario filosófico, se podría afirmar que la certeza de nuestra justicia, de nuestras ideas y de nuestra praxis sólo puede verificarse si la enfrentamos con la realidad; pero para lograr esto, una ciudadana o ciudadano cualquiera, un funcionario o funcionaria, una institución o un gobierno, sólo puede demostrar que su quehacer es veraz y «atestiguar la justeza de sus ideas» su grado de concordancia, enfrentándola a la realidad, a su contexto. Pero ¿Cómo se puede lograr esto? Una forma expedita, científica -si se quiere-, imperativa de lograrlo es sin duda la información, o dicho de otros modos, las pruebas, los datos, los índices, las variables, las cifras, las referencias que comprueben la certeza de nuestras palabras y hechos.

El gobierno venezolano aunque puede entender este criterio sobre la verdad, ha demostrado que no está dispuesto a ejercerlo, al menos temporalmente. Lo percibimos así porque la situación actual nos golpea en la cara cada día encontrándonos desorientados, desinformadas, des-cifrados. Padeciendo en carne propia eso que han denominado algunos «crisis». La falta permanente de información nos agarra cada día desesperados y desesperadas escudriñando en el depósito de la basura mediática, intentando encontrar al menos un dato, una noticia o una información que nos ayude a entender alguno de los fenómenos – económicos, políticos, culturales, sociales – que nos acechan a diario. Frente a esta realidad es harto evidente el abandono de la política informativa oficial en Venezuela, a pesar de contar con un ministerio del poder popular para la planificación, un instituto nacional de estadísticas y sus representaciones locales, una gerencia estadística en el Banco Central, un sinfín de centros de investigación públicos, universitarios o más, que por largo rato funcionaron óptimamente, en el desarrollo de la política bolivariana.

Pongamos sólo un ejemplo para aclarar más el reciente fenómeno de desinformación: Si el Presidente de la República dice que propone una reforma a la Ley de ilícitos cambiarios para atraer la inversión privada, y acto seguido cambia de tema y cierra el pase presidencial, los portales informativos, los grupos whatsapp, el twitter, el facebook…todas las vías sociales de divulgación colapsan de miles y millones de comentarios, análisis, post análisis sobre la noticia. En medio del chaparrón de especulación uno se pregunta ¿Qué motivó al Presidente de la República a solicitar una reforma semejante después de años de control cambiario? ¿Cuáles son los datos, las cifras que acompañan esta medida? ¿Por qué tomar esta medida pro liberal y no otra medida revolucionaria? ¿Qué datos maneja? ¿Qué es lo que justifica un cambio drástico como este? ¿Cómo saber si esa es la única salida? ¿Qué se esconde detrás de esto? Pero nada, no hay nada más que incertidumbre flotando en el aire.

Pero de igual forma podríamos querer saber y es nuestro deber entender ¿Cuánta gente se ha ido del país? ¿Cuántos estudiantes? ¿Cuántos docentes? ¿Cuántos trabajadores han desertado del sector público? ¿Cuál es el índice de inflación real? ¿Cuántas son las empresas socializadas en funcionamiento? ¿Cuántas dejaron de funcionar? ¿Cuál es el índice de desnutrición en la nación? ¿Cuál es el índice de nutrición? ¿Cuáles son los ingresos de la nación por vía de la renta petrolera? ¿Qué ocurre con arco minero? ¿Qué significa anclar el Bolívar al petro? ¿Qué pasa con la mortalidad materna e infantil en Venezuela? ¿Por qué hay un colapso de la salud pública? ¿Qué pasa con el transporte privado y público en Venezuela? ¿Por qué hay problemas con la gasolina? y tantas o cuantas incertidumbres más, que a diario cualquier venezolana y venezolano se preguntan.

La certeza de que estamos haciendo lo correcto, de que nuestro gobierno realmente continúa impulsando un proyecto revolucionario en Venezuela sólo puede atestiguarse y confirmarse, sometiéndose a revisiones permanentes, a “mediciones” desde su propio quehacer, comparando sus verdades con la realidad, y una de las vías más próximas para lograrlo son los sistemas de información, que por medio del uso, comprobación y difusión de datos permitan a los entes del estado y al pueblo estar informados oportunamente, y que por tanto permitan controlar el flujo de acciones e impactos, y contrarrestar los índices de desorientación y especulación propios de un fenómeno político tan importante como la crisis reciente. Entre tanto no se asuma así, el control de la información inevitablemente recae en otras manos, en manos de las corporaciones mediáticas, las ONG exógenas, las ONG endógenas con presupuesto exógeno, la especulación en la opinión pública, y lo que es peor, el enemigo en cualquiera de sus peligrosas presentaciones.

Las cifras, más que datos corrientes, constituyen una medida de comportamiento de los fenómenos, una tendencia sobre las necesidades atendidas o por atender, una magnitud de análisis de hechos, es información como derecho general de los pueblos.

Revisemos el papel de las políticas de información y exposición de indicadores de países que aún bajo las crisis más profundas, no interrumpieron la producción de información pertinente que permitiera al pueblo estar orientado y tener al alcance datos para la comprensión de los fenómenos, y permitieron también a los gobiernos generar políticas públicas y estrategias adecuadas para corregir lo necesario: Cuba, que en pleno período especial necesitaba manejar mayores y mejores cifras para la recuperación de la economía, razón por la que decide clausurar el anticuado Comité Estatal de Estadísticas e impulsa la creación de la Oficina Nacional de Estadísticas garantizando un objetivo que denominaron “disciplina estadística” para ofrecer respuestas en pro del desarrollo del pueblo; en Chile en pleno gobierno de Salvador Allende con lanzamiento de El proyecto Synco o proyecto Cybersyn * como prototipo de sistema de información entre las fábricas socializadas y los entes centralizados; Bolivia con la Ley del sistema nacional de información estadística que ha sido potenciado por el estado plurinacional llegando a generar un sub sistema de información por cada dependencia del estado en cualquiera de las áreas de interés público, por ejemplo: Sistema de información socioambiental, Sistema de Información Plurinacional de la Biodiversidad, Sistema de información legal, Sistema de información educativa, entre otros. El propio Presidente Chávez potenció la política informativa venezolana desde los inicios de su gobierno, y bajo Ley habilitante en el año 2001, aprobando la Ley de la Función Pública Estadística para acompañar todo el proceso proyectivo del recién constituido ministerio de planificación y desarrollo; posteriormente impulsa junto al Instituto Nacional de Estadística el «Inventario de Operaciones Estadísticas», como insumo para diseñar e implementar un sistema de seguimiento de esta actividad a nivel nacional**.

No podemos seguir omitiendo que la información es conocimiento, y que el reciente abandono del gobierno en materia de manejo informacional, el abandono de la divulgación de esa información, deja mucho que desear y prácticamente abandona la causa de construcción de conocimiento social, en manos del enemigo. Nos preguntamos si estas omisiones esconden la incapacidad de respuestas frente a la difícil situación que vive nuestro país, nos cuestionamos si acaso es una forma de mentir flagrantemente como forma de protección de los funcionarios o funcionarias de turno y de sus intereses en el poder. Nos preguntamos cientos de cosas más.

De lo único que tenemos certeza es que sin datos, sin cifras, sin medición, no podremos tener una visión clara de la realidad y tenderemos a enajenarnos como Revolución sin poder demostrar «la justeza de nuestras ideas» en el camino de construcción de la verdad. Un pueblo ignorante, no sólo cae en el desamparo, sino que está totalmente desorientado en medio de una crisis como la que vivimos. Naomy Klein, periodista estadounidense resaltaba en su libro «La doctrina del shock» que sólo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero (acaso ¿a un profundización de la revolución?), y continúa Klein «el aislamiento como técnica de shock social, produce desorientación y disminuye la capacidad de resistencia», afortunadamente el shock es pasajero en procesos de crisis inducidos como el que vivimos, es por definición, «un estado temporal», la única forma de superarlo es permanecer orientados, sabiendo «lo que nos está sucediendo y por qué» en palabras de la periodista: «La información es la resistencia contra el shock».

* Sistema cibernético de gestión y transferencia de información promovido por un equipo de profesionales chilenos para la planificación y ejecución de acciones económicas. Funcionaba como una red de máquinas de teletipo que enlazaba las fábricas del estado con una unidad de cómputo central que funcionó como un sistema de transferencia de información económica. Más en https://bit.ly/2LW8Lem

** Revisar http://www.ine.gov.ve “INE presentó el Inventario de Operaciones Estadísticas 2012”

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