[EDITORIAL] En busca de la crisis necesaria

Es ya famosa la expresión que el teórico y operador político neoliberal Milton Friedman escribiera para ilustrar la táctica del capitalismo neoliberal: “Solo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo depende de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable”1

Varias cosas saltan a la vista. Friedman admite que la crisis puede ser real o percibida, es decir, la crisis puede no ser real, y en la manipulación de la percepción lograr el mismo efecto «transformador». Además con el uso de la expresión «las acciones que se llevan a cabo depende de las ideas que flotan en el ambiente» oculta de una forma cuasi religiosa los mecanismos de difusión de la ideología y de fabricación de consensos de las clases dominantes.

Lo cierto es que en Venezuela, no solo podemos dar cuenta de una crisis real, y de otra percibida, sino a su vez, evidenciar la pugna por construir a partir de la manipulación (real) de las dos anteriores, una Crisis Necesaria, en la que como dice Friedman lo «políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable».

La crisis real existe aunque se intente ocultar o atenuar. El relato negacionista del gobierno bolivariano no puede frenar los efectos reales de esta crisis: colapso de servicios públicos, crecientes dificultades en el acceso a alimentos y bienes básicos, hiperinflación exponencial, devaluación progresiva del salario real, intensificación de la ola migratoria, etc. La crudeza y gravedad de la crisis no la padecemos todxs lxs venezolanxs por igual, sino especialmente lxs eternxs pagadores de crisis y deudas, los y especialmente las pobres venezolanas en beneficio de una minoría de industriales, comerciantes, banqueros, terratenientes y burócratas corruptos que se alimentan de altísimas tasas de renta y ganancias gracias a la crisis. Entonces podemos concluir que en esta dimensión de la crisis, el conflicto de clases gira en torno a la puja por la captación de la renta petrolera de entre los distintos agentes económicos, en el que se ha impuesto lamentablemente lógicas de sobrevivencia que privilegian el individualismo y la mezquindad en los sectores más vulnerables, frente a un clima general de desconcierto y darwinismo económico, paliado por bonos y remesas.

Por otro lado, en la percepción de la crisis la pugna se expresa en el plano de las interpretaciones, significaciones, y relatos construidos en torno a la dimensión, alcance, causalidad, profundidad y salidas a la crisis. Las causas son explicadas, por un lado, a partir de la agresión y sabotaje de la burguesía parásita venezolana y las sanciones del gobierno norteamericano como pilares del relato de la «Guerra Económica», y por otro lado desde la negligencia y quiebra administrativa, la corrupción inmanente, el default y el autoritarismo campante del gobierno como los fundamentos que vertebran los relatos del estado fallido, el fracaso del socialismo, la dictadura madurista y la crisis humanitaria.

Los relatos asumidos por los grupos de poder en torno a la crisis parecen insuficientes para explicar la complejidad y estructura multifactorial de la situación, tal como el reciente episodio en el que por un lado el Vicepresidente de la República2 afirmó que la pobreza extrema en 2017 se situó en 4,4% y por el otro, la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi)3 sostuvo que la pobreza extrema alcanzó un 61,2% en 2017, evidenciando el tratamiento inverosímil de ambos discursos en torno a la crisis. Lo cierto es que la tendencia a ocultar cifras oficiales por parte del gobierno no hace más que privilegiar el posicionamiento de datos de las fuentes auspiciadas por la derecha y sus instituciones, centros de investigación y ong’s, adulterando aún más la crisis percibida.

El relato de la crisis humanitaria tiene pretensiones claras a la hora de justificar una intervención militar extranjera y una sustitución cruenta del gobierno, pero a su vez, la amenaza de intervención militar, el golpe de estado y el recrudecimiento del bloqueo, buscan constituirse como elementos de presión conducentes a la salida negociada del conflicto para debilitar, ablandar, y obligar a que el propio gobierno abandone la integridad del proyecto revolucionario y socialista, asuma el costo de la crisis y adelante los primeros pasos requeridos por el neoliberalismo en su afán restaurador. Cabe decir que dentro del propio gobierno parece persistir la labor sistemática de corrientes que simpatizan con este repliegue y figuran como militantes del neoliberalismo, que en comunidad de intereses, coinciden con la presión que burgueses y oligarcas conspicuos ejercen sobre el gobierno.

En este marco de circunstancias, donde la crisis real se recrudece y es llevada a extremos inimaginables, la amenaza enunciada a través de la crisis percibida se exacerba, y la parálisis de la dirección revolucionaria despoja de razones, argumentos, metas y espiritualidad a su base social de apoyo, se genera el shock necesario para vencer las resistencias, y permitir que las «ideas que flotan en el ambiente», que son las ideas del capitalismo neoliberal difundidas a máxima capacidad, penetren en todos los ámbitos de la vida y se expresen en el desmantelamiento de PDVSA, la debacle inducida de decenas de empresas estatales, la reinstalación del latifundio y el desplazamiento violento del campesinado, la dictadura de los comerciantes y la especulación, la proliferación de la usura al detal, la depauperización de la clase trabajadora y el abandono masivo de la administración pública, la privatización de recursos naturales, es decir, toda una avanzada privatizadora con determinantes repercusiones sociales y culturales que sumergen al pueblo a la búsqueda de soluciones individuales a problemas sociales, al abandono de la organización social y de espacios de socialización para la producción y reproducción de la vida material y espiritual, y un culto a la introspección y el ensimismamiento y la fragmentación social, útil para la reinstalación plena de la dominación capitalista, borrando toda la épica revolucionaria y caricaturizando toda prédica revolucionaria y radical.

Todo indica que la estrategia enemiga, en connivencia con sectores afines dentro de las filas bolivarianas, apunta no solo a la asfixia económica de la revolución para su posterior derrota política y aniquilación militar. La pretensión máxima es liquidar la esperanza socialista como posibilidad transformadora, tal como lo revela la afirmación categórica que Trump hiciera en naciones unidas. “El problema en Venezuela no es que el socialismo haya sido implementado pobremente, sino que el socialismo ha sido implementado fielmente”4

Se equivoca Trump. La crisis es inherente al capitalismo rentista y su mecanismo de acumulación que enfrenta un colapso sin precedentes. No puede Trump, ni los enemigos burgueses ni los sectores reformistas endilgarle la responsabilidad de la crisis al naciente Socialismo, que apenas asomó la cabeza para enfrentar el monstruo de mil cabezas que gobernó la vida económica venezolana en los últimos 100 años, y ya carga con las desgracias que este monstruo dejó a su paso.

Referencias

1 La crisis como excusa para una doctrina del shock https://www.eldiario.es/zonacritica/crisis-excusa-doctrina-shock_6_181341879.html

2 Disminuye a 4,4 % la pobreza extrema en Venezuela http://wp.telesurtv.net/news/venezuela-pobreza-extrema-disminuyo-revolucion-20180316-0026.html

3 ¿Se redujo o no la pobreza extrema en Venezuela? http://talcualdigital.com/index.php/2018/03/16/se-redujo-o-no-la-pobreza-extrema-en-venezuela/

4 “Crisis en Venezuela es por el socialismo que se ha implementado fielmente”: Trump arremete contra Maduro ante la ONU. https://es.panampost.com/sabrina-martin/2017/09/19/rump-arremete-contra-maduro/

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *