[EDITORIAL] Más allá (y más acá) del 20M

La Revolución Bolivariana se ha forjado entre agresiones, amenazas y ataques de todo tipo. Desde el año 2013, con la elección del presidente Maduro, persisten y se agudizan estas condiciones con una crisis económica que ocupa el centro de la escena, sostenida mediante bloqueos financieros internacionales, contrabando de extracción, boicot de los monopolios agroindustriales, escasez y fijación descontrolada de precios a través de un mercado cambiario ilegal que de forma inaudita crece exponencialmente, intoxicando la dinámica económica venezolana. La respuesta económica por parte del gobierno han sido meramente paliativa, tibia e insuficiente, lo que ha recrudecido la crisis, permitiendo además que las narrativas neoliberales de la derecha, ante el shock hiperinflacionario y la desesperación social ganen espacio en la subjetividad de algunos sectores populares.

Este marco de circunstancias marca la pauta electoral para la próxima contienda del 20 de mayo, que obliga a los candidatos en disputa a centrar sus programas de gobierno en torno a cómo enfrentar la hiperinflación, los problemas monetarios, el abastecimiento de alimentos y la defensa del salario, etc. Bajo este contexto de asedio económico las próximas elecciones presidenciales terminan siendo el medio a través del cual tanto el gobierno nacional como la fragmentada derecha venezolana canalizan promesas de prosperidad económica a corto plazo, con propuestas olorosas a neoliberalismo, privatizaciones, préstamos internacionales, y todo un abanico de medidas que históricamente ponen al pueblo a pagar una crisis que no provocó.

Pareciera que las elecciones presidenciales serán un ritual mágico religioso que acabará de un plumazo con la crisis y nos llevará a un sendero de abundancia y prosperidad. Pero ni el gobierno ha podido resolver a lo largo de todos estos meses la crisis y sus manifestaciones, acertar con un programa económico y frenar la perversión de la burguesía, ni la burguesía ni el imperialismo han cesado en su agresión degolladora y hambreadora contra el pueblo y la revolución, su más reciente y arrastrada evidencia en conversación de la oposición con vicepresidente de EEUU1. Es evidente que las elecciones, si bien son un elemento esencial para procurar el poder político de decisión, no garantiza en absoluto, para ninguno de los bandos (ambos con cuotas de poder y responsabilidades concretas en la crisis económica), la resolución de las graves contradicciones que durante meses ha padecido especialmente el pueblo pobre de Venezuela.

No dudamos en reconocer la importancia del evento electoral como contrapartida a las intenciones sediciosas e intervencionistas de la derecha venezolana, pero también rechazamos la sacralización de las elecciones, en clave democrática-burguesa, como único mecanismo de legitimación político y peor aún, como garante automático del bienestar social y económico que aspira el pueblo.

Estamos seguros que el Presidente Maduro no permitirá que el pueblo pobre siga pagando una crisis que no produjo y que la victoria electoral que el pueblo le garantizará el próximo 20 de mayo será a su vez un clamor y una exhortación profunda. Mientras tanto ¿Por qué el gobierno no adelanta las medidas necesarias para enfrentar la crisis antes de las elecciones? Peleando se gana mejor. Así, la victoria electoral sería el resultado natural de una victoria económica y política. El pueblo sigue dispuesto a asumir la batalla.

Referencia:

1.- Vicepresidente de EEUU se reunió con oposición venezolana y prometió $16 millones en “ayudas” http://albaciudad.org/2018/04/vicepresidente-de-eeuu-se-reunio-con-oposicion-venezolana-y-prometio-16-millones-en-ayudas/ 

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