[EDITORIAL] Sobre precios, presos y predios
En estos días de resaca postelectoral, presenciamos un intrincado panorama que mezcla triunfalismo, con promesas de cambio, recrudecimiento de la crisis, negociaciones encubiertas, agotamiento, desesperanza e indignación popular.
Liberaron a un espía gringo peligrosísimo (que ya no lo es tanto), 79 criminales, que en el momento de su captura se decía “Están presos, bien presos y tienen que ser castigados severamente. La ley tiene que aplicarse frente a estos saboteadores fascistas”1 y que ahora como por arte de magia devienen en «presos políticos», en nombre de una paz que se erige sobre los cadáveres de los humildes, cuya dignidad sucumbe frente a la injusticia y la impunidad.
Por otro lado el gobierno insiste en congraciarse con los criminales de la guarimba económica, quienes impunemente sostienen la crisis: banqueros y empresarios hambreadores del pueblo, que con el arma de los precios, la especulación financiera y la fuga de capitales edifican sus ganancias sobre los cadáveres de los pobres que perecen a pesar de la pretendida protección estatal que los mismos hambreadores diluyen y dejan sin efecto, vulnerando la vida misma, como por ejemplo ocurre con el acceso a medicamentos, en el que para muchos no queda más opción que la muerte.
La narrativa del diálogo, la reconciliación y la paz intenta justificar la continuidad de la política que el gobierno viene aplicando, independientemente que sean derrotas o victorias electorales lo que le antecedan. Narrativa que desmoviliza al pueblo, los despoja del heroísmo que no solo ha expresado en los recientes eventos electorales, sino en la resistencia y la valentía con la que enfrentan el día a día signado por la sobrevivencia y la incertidumbre, a la espera de salir a pelear contra sus verdugos.
Todo este panorama desalentador para quienes reconocemos en la revolución socialista como la única vía para responder dignamente las necesidades materiales y espirituales del pueblo, no lo es tanto para quienes pretenden mantener y ampliar sus privilegios.
Quizás lo que estemos presenciando constituya el conjunto de condiciones y garantías necesarias no solo para preservar los negocios de capitalistas nacionales fusionados con los intereses de funcionarios devenidos en empresarios, sino que también sirve para convocar a los capitales foráneos, tal como lo viene anunciando el gobierno a lo largo de todos estos días2. Vender a Venezuela como un paraíso para la inversión capitalista: minúsculos costos caracterizados por una fuerza de trabajo casi regalada (cerca del 1% de los costos como lo confesó el propio presidente Maduro3), recursos naturales susceptible a la más perversa lógica extractivista (el arco minero es quizás el más conspicuo ejemplo), servicios públicos subsidiados (la electricidad más barata del mundo según manifestó el propio gobierno a propósito de la cripominería4), una legislación de Inversiones Extranjeras5 que expone a la nación al arbitraje de tribunales extranjeros y facilita la exportación de los capitales que supuesta y «generosamente» invertirán en nuestra nación.
Mientras tanto, a pesar que en tiempos de campaña electoral los predios de la Comuna El Maizal recibieron apoyo oficial en «plena luz del día», con la visita de la Onudi, Jaua y el propio Presidente Maduro, hace pocos días recibieron en la «obscura madrugada» la visita del CONAS, sometiendo a voceros de la comuna a la intimidación y el abuso institucional.
El intrincado panorama se mantiene en suspenso. El pueblo ya ha demostrado su grandeza y contiene la explosión en espera de la contraofensiva que lo ponga a la vanguardia de la profundización.
2 http://www.presidencia.gob.ve/Site/Web/Principal/paginas/classMostrarEvento3.php?id_evento=10296
5 http://luisbrittogarcia.blogspot.com/2017/11/ley-de-promocion-y-proteccion-de.html