[MEMORIA LIBRE] Cómo funciona el Petro

El Petro, o PTR, es una unidad de intercambio de valor económico. Es una idea simple. La misma idea detrás de monedas y billetes, símbolos con una expresión material que designan una cierta cantidad de valor. Es también la misma idea de una criptomoneda, también un símbolo que designa un valor, solo que en este caso es un símbolo que solo tiene una expresión informática.

A diferencia de todos esos, el Petro adquiere su valor referencial a partir de un o unos bienes materiales bien conocidos. Obviando los errores que han provocado que el proyecto haya cambiado esa referencia varias veces, lo importante es que siempre hay una definición clara de esa referencia que conecta a la unidad de medida con un objeto material verificable. Como aquel famoso metro guardado en un museo en Europa y que sirvió como referencia para el sistema métrico universal hasta que se adoptó una nueva definición mas precisa aunque más difícil de observar.

Podemos decir que Un Petro es el valor de un barril de petróleo guardado en el subsuelo de la Faja Petrolífera Hugo Chávez de la cuenca del río Orinoco en la República Bolivariana de Venezuela. Digamos que esa es la definición.

Realmente no importa. Cualquiera que sea, funcionará siempre que le permita a sus usuarios y usuarias ajustar sus estimaciones de valor económico con ella. Hagamos un ejercicio mental para ampliar la intuición acerca del cómo funciona: Ud y un vecino intercambian cosas de valor. Ud ha recolectado unidades o piezas iguales de cierta madera y él sabe como procesarlas para agregarles valor. Ud fija el valor de su pieza cruda en 1 PTR. Su vecino fija el valor de su pieza mejorada en 2 PTR. Por lo tanto, él propone pagar por 2 piezas crudas con 1 mejorada. Pero después Ud descubre que, con un esfuerzo comparable, a él le toma 1 hora procesar la pieza que a Ud le toma 2 horas recolectar. Es decir, con el arreglo inicial, él gana el doble que Ud. Ud decide que eso no es justo y ajusta el valor de sus piezas a 2 PTR, ofreciéndole al vecino 1 pieza cruda por una mejorada.

Así prosigue la negociación, cada quien fijando el valor de su producto considerando lo que percibe como justo o posible en ese contexto. Noten que el valor de referencia del Petro es apenas necesario. Puede ser cualquiera siempre que «no cambie mucho», especialmente mientras esa negociación tiene lugar. Después vienen las consideraciones sobre si ese proceso debe o no debe ser regulado por el Estado y en qué medida. 

Es fácil estudiar esa negociación y todas las razones dadas por las partes cuando son solo dos personas y dos productos. Pero cuando son millones de personas y cientos de miles de productos y servicios, esa discusión es extremadamente rica y compleja. El proceso base, sin embargo, es el mismo, siempre que el valor de referencia «no cambie mucho».

El Petro ofrece ese valor de referencia. Se ha decidido, y esta es la genialidad económica, que la referencia se expresará en bienes tangibles bien conocidos. El barril de petróleo de la faja es la primera aproximación. Pero realmente no importa, siempre que sea una referencia clara, abierta y verificable.

El Bolívar ya no puede servir como referencia pues el proceso de asignación de valor ha sido secuestrado en medio de un mecanismo de guerra que busca apropiarse de la renta y, en los últimos tiempos, forzar el cambio político que parecía o prometía impedir la apropiación indebida.

El Petro está protegido contra ese mecanismo justo en la medida en que su referencia permanezca anclada en bienes materiales y sea abierta y verificable, pues entonces es muy difícil manipular su valor. No es imposible, desde luego. Pero no será tan fácil como publicar cualquier cosa en una página web. El Petro constituye un retorno a la referencia basada en materiales o metales preciosos que «no cambian mucho», no se degradan, no se pudren, no se oxidan, ni se deterioran de otra manera «por su cuenta». Es el concepto que funcionó en todo el mundo hasta que nos convencieron de que el valor de referencia podía fijarse por medios indirectos que terminaron siendo manipulables, como ocurre con todas la monedas fiduciarias del mundo, comenzando por el dólar.

Así que el Petro, armado con alguna referencia o definición material e impulsado por una voluntad política a la que no le queda otra alternativa, funciona y va a seguir funcionando, permitiendo a las y los venezolanos fijar el valor de las cosas que intercambiamos entre nosotres y con el mundo.

Entonces, ¿Por qué todavía no se estabiliza la economía?

Porque para eso hace falta que muchas personas usen el Petro. La limitación práctica es también tecnológica pues, al no ser una moneda acuñada o un billete impreso, el valor del Petro debe ser comunicable y transferible por medios electrónicos e informáticos. Eso suele representar un desafío para cualquier país. Para uno bloqueado y bajo asedio financiero, lo es aún más. Pero no es imposible.

Corre, en los pasillos académicos entregados a la desvalorización del país, la especie de que «los mejores se fueron» con la cual apuntan a una fuga de talento que estaría haciendo más difícil la creación de soluciones de cualquier tipo, incluyendo las financieras. Ciertamente muchas y muchos que podrían ser útiles en este contexto se han ido. Pero no es cierto que el país se haya quedado sin talento y capacidad para crear y sostener esas soluciones.

Ese proceso de desvalorización, sin embargo, tiene un efecto funesto. Se le pretende como una manera de crear oposición al gobierno, por la vía de la desmoralización ciudadana. Pero termina creando un espacio económico deprimido que castiga a los emprendedores. Sin embargo, y esta noticia no le va a gustar a muchos en la oposición, el gobierno de Maduro ha aprendido a cabalgar ese proceso. De la misma manera en que las empresas que siguen operando nacionalmente pagan en el orden de 2 a 3 dólares EEUU por hora de mano de obra especializada, el gobierno lo puede hacer para construir soluciones de alta tecnología. Eso es impensable en el exterior, pero funciona en este deprimido país entre quienes todavía confian en él.

Noten que dijimos 2 a 3 dólares. Debimos y pudimos haber dicho entre 0,03 y 0,05 Petros. O, para superar el desprecio nacional por los decimales, entre 33.333 y 50.000 menes, usando la única sub-unidad definida para descomponer el Petro, el Mene: 1 PTR = 1.000.000 de Menes [1].

Maduro se ha quejado amargamente, con su propio equipo, por la falta de «usabilidad» del Petro. Se equivoca al asumir que es un problema técnico. Es un problema comunicacional. Él mismo acaba de cometer un gran error cuando declaró, en el programa de Jose Vicente, que la dolarización no le parece una mala idea [2]. El dólar solo permite, a fuerza de que está impreso y es más común y comunicable, lo que debería estar permitiendo el Petro: servir de referencia estable. Aunque no lo es mucho. De hecho, el mismo dólar ha sufrido en Venezuela el fenómeno de inflación de dos cifras, impensable en la economía de sus dueños, demostrando que el proceso venezolano no es causado por un asunto de provisión adecuada de circulante (¿cómo van a negar la liquidez perfecta de dólares los campeones de la globalización y el libre mercado?), sino una guerra de manipulación y especulación. 

Petrolización, en lugar de dolarización, es lo que Maduro debería estar anunciando para destrancar la «usabilidad» del Petro. Desde luego, no podrá hacerlo mientras su gobierno siga anunciando el salario mínimo oficial venezolano en términos del «otro» Petro o de los fugaces Bolívares.

Es fácil atribuir esa contradicción, y la tormenta en la que nos encontramos, al Gobierno de Maduro (el que termina en Enero). Pero la verdad es que tenemos pendiente un gran problema histórico nacional anterior a la Revolución: ¿Cómo impedir que, una vez que podamos valorar nuestra economía en Petros y sepamos convertir su valor en Dólares con cierta estabilidad, los ahorros terminen en bancos o en bienes extranjeros? La fuja de capitales sigue siendo un monstruo antipatria que el gobierno bolivariano parece que solo sabe enfrentar pagando poco y limitando el ahorro. 

Sin embargo, para cambiar Petros en Dólares, alguien tendría que estar dispuesto o dispuesta recibir los Petros. Los Petros son equivalentes a bienes materiales, el petróleo de la faja en particular, bajo custodia de Venezuela, protegido por Venezolanos y Venezolanas. Tal parece que algunos tendrán que enseñarle a sus compradores de Petros a confiar en Venezuela para que ellos mismos puedan seguir desconfiando de Venezuela. ¿Verdad que es una solución genial?

[1] https://www.petro.gob.ve/files/petro-whitepaper.pdf  (página 11)

[2] https://youtu.be/osP33ktFSV4  (minuto 30)

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