[OPINIÓN] ¿Qué nos salvará de la pandemia? Entrevista a Martha Lía Grajales

La llegada del Covid-19 ha traído cambios radicales y una serie de retos para el pueblo venezolano. En esta entrevista, la activista, fotógrafa y periodista Ketsy Medina Sifontes habla con Martha Lía Grajales, integrante de la Cooperativa Unidos San Agustín Convive. Martha aborda la tensión existente entre la lógica de acumulación de capital y la reproducción de la vida. “Nuestra apuesta es que la solidaridad, lo colectivo y la reproducción de la vida sea lo que prime”, es su conclusión.

¿Qué es la solidaridad para ti y qué significa ese concepto dentro de organizaciones como la cooperativa Unidos San Agustín Convive, particularmente en esta coyuntura?

La solidaridad es reconocerse en el otro, en la otra, y entender que lo que le pasa también me pasa a mí y que no podemos sentirnos seguros o seguras si no podemos estar bien en colectivo, en nuestra identidad de clase, en nuestra identidad de género, en nuestra condición humana. La solidaridad parte de tres elementos fundamentales. El primero, es que debe existir empatía como ejercicio. Empatía al reconocerse en el otro o en la otra, de sentirse parte de lo mismo, de una misma clase, de una misma identidad de género, de una misma lucha, parte de la humanidad. Y desde ese reconocimiento, entender que nuestro destino está unido y que es imposible pensarnos como seres netamente individuales.

El segundo, entender que la dimensión individual está siempre presente, pero que pasa también por pensarse en una dimensión de lo colectivo.

El tercer elemento, también muy importante, tiene que ver con que la racionalidad moderna del sistema capitalista nos ha intentado inyectar una lógica profundamente individualista, que pretende hacernos creer que la solución está en el “sálvese quien pueda”, en el que cada quien se preocupe solamente por sí mismo y por su pequeño núcleo familiar.

Creo que nosotros en medio de esta pandemia debemos retomar la lógica de tribu, la lógica de la comuna, que implica entendernos como seres sociales que debemos relacionarnos y cuidarnos los unos a los otros, las unas a las otras. Ese es un principio estructurante dentro de la cooperativa, no solo ahorita en el contexto de pandemia, sino en todo momento de nuestro accionar diario. Y pese a los miedos, hay que decirlo, pese a las dificultades, intentamos que la solidaridad se sobreponga a ellos.

¿Cuál fue el impulso que llevó a la cooperativa Unidos San Agustín Convive a retomar las jornadas de consumo de alimentos organizado en medio del llamado a cuarentena y qué medidas preventivas tomaron?

Para nosotras todo el proceso de organización ha sido fundamental. Por un lado hemos tratado de resolver las necesidades materiales de la reproducción de la vida en torno a los alimentos, en el barrio, en la parroquia. Por otro, hemos trabajado por la emancipación económica, la autonomía, el autogobierno.

La cuarentena nos ha exigido como cooperativa reinventarnos y generar mecanismos que nos permitan salvaguardar nuestra vida, nuestra integridad. Así que cuidando de no ponernos en riesgo, hemos decidido continuar con los procesos que venían en marcha, profundizándolos en un nuevo contexto.

Nosotros y nosotras discutimos cómo la pandemia del coronavirus ha significado un punto de inflexión importante, no sólo en Venezuela sino en el mundo, en todo lo que significa la racionalidad y los modos de vida actualmente existentes.

Creemos que justamente la profundización de lo colectivo, de las relaciones solidarias, del socialismo, no solamente es el camino para enfrentar las dificultades que se nos vienen, sino que son modos de transformarlas. Por ejemplo, antes de la crisis, las jornadas de consumo organizado  permitieron a la comunidad de San Agustín acceder a alimentos con un ahorro de hasta el 60% respecto al mercado capitalista, y además promovieron la organización popular.

Toda esta organización nos ha permitido cumplir de la mejor manera la cuarentena, así como organizar estas jornadas con las medidas de seguridad necesarias. Hemos tratado de proteger a los compañeros y compañeras con más de 60 años, y aplicar todos los cuidados de lavarse las manos, usar tapabocas y guantes, mantener las distancias recomendadas. Para evitar las aglomeraciones preparamos los combos con antelación para que las familias vinieran en pequeños grupos a retirarlos, luego de haber cancelado el pago antes de la jornada.

En la asamblea introductoria del consumo que se hizo el 28 de marzo dijiste unas palabras alentadoras para motivar y sobre todo para poner en contexto a las personas presentes. ¿Cuál era el mensaje que creías importante compartir en ese momento?

Es importante que entendamos que aquí hubo un cambio. No sabemos qué va a pasar, ni hacia dónde va a dar ese cambio, pero es importante identificar que se está dando. Entonces, la organización popular, el poder popular, el poder organizado de las mujeres de la cooperativa, debe leer este nuevo contexto y reinventarse en función de sus propias necesidades, de sus propias capacidades, de sus sueños y por supuesto con el horizonte de construir un barrio más justo, una Venezuela más justa, un mundo más justo.

Nos enfrentamos a meses de cuarentena, y durante ese tiempo tenemos dos retos. Por un lado lo económico, hay que preguntarse qué va a pasar con todas las personas que no tienen ingresos fijos y que si no trabajan diariamente no tienen dinero para resolver sus necesidades básicas.

Por otro lado, ¿qué va a pasar con las familias que necesitan movilizarse para conseguir alimentos? Si además nos enfrentamos a la escasez de gasolina y hay dificultades para la movilización, ¿que va a pasar con el abastecimiento de alimentos?

La cooperativa tiene el deber, en la medida por supuesto de sus capacidades, de pensarse esos escenarios y construir soluciones colectivas, que es lo que estamos haciendo. Nosotras nos estamos pensando, por ejemplo, convertir la cooperativa en un punto de abastecimiento popular permanente, que se nos permita en el espacio en el que estábamos ese día en la Ceiba, armar los combos que repartiremos a toda la parte sur de la parroquia San Agustín, de manera semanal.

Esta dinámica permitiría que las familias accedan de manera masiva a alimentos cosechados por manos campesinas, sin intermediarios, un proceso que genera y fortalece la organización popular. Además, que las familias no tengan que salir de sus casas para acceder a los alimentos, lo que a su vez permite cumplir la cuarentena.


En medio de este panorama, es importante profundizar el modelo al que le apostamos. Es necesario demostrar cómo las soluciones verdaderamente emancipadoras a esta crisis se van a construir desde abajo, y no en alianza con el capital.

No son los empresarios, ni los grandes poderes económicos los que nos van a salvar. Lo que nos va a salvar son las manos campesinas que siguen cosechando y produciendo la tierra, nos van a seguir salvando las manos de la gente del pueblo que junta y piensa en colectivo para garantizar el bienestar de todas y todos.

Entonces en la cooperativa estamos pensándonos todo esto, en medio de estas grandes y enormes dificultades que enfrentamos. Pensamos en base a las capacidades que tenemos y lo que podemos hacer, para poder transformar y profundizar el modelo socialista, el modelo feminista y decolonial al que le apostamos.

¿La comunidad en general entiende que el mundo cambiará, pero cómo será ese mundo que nos espera después del Covid-19? Sobretodo entendiendo la existencia de la cooperativa Unidos San Agustín Convive, con todas las fortalezas que han logrado este montón de mujeres organizadas.

Seguimos viviendo entre las fuerzas del “bien” y del “mal”, en la que la racionalidad del capital y la racionalidad del individualismo se refleja en las respuestas que han tenido los diferentes gobiernos frente a la pandemia. Gobiernos como los de Colombia, Chile, Estados Unidos, Brasil, han priorizado la economía sobre la vida de las personas y eso ha impactado en la expansión y magnitud de esta pandemia entre la población.

Por otro lado, en países como Venezuela, con todas las críticas, desilusiones que podamos tener con nuestra dirigencia, aplaudo y celebro que las medidas adoptadas por el gobierno nacional con respecto a la contención y prevención del Covid-19 en Venezuela ha sido muy acertadas. Los y las dirigentes han sido serios y serias, responsables. Una de las cosas que agradezco, es que han priorizado la vida y el bienestar de la población.

Estas decisiones pienso, reflejan que el gobierno identifica que nuestro sistema de salud está debilitado y que la magnitud de la crisis que se podría desatar sería de unas proporciones muy duras. Pero fuera de este señalamiento, reivindico que la respuesta ha priorizado la vida y la salud de la población por encima del capital.

La tensión entre estas dos fuerzas va a continuar, si se prioriza la lógica de la acumulación, la lógica del capital o la reproducción de la vida y la posibilidad de construir una racionalidad mucho más armoniosa.

Nuestra apuesta es que la solidaridad, lo colectivo y la reproducción de la vida con la naturaleza sea lo que prime y hacia allá vamos a empujar todos nuestros esfuerzos. Entendemos que es una lucha difícil, pero no por eso dejaremos de darla.

En este contexto, la cooperativa debe convertirse en un espacio en el que se profundice la lógica popular, colectiva, de construcción de poder desde abajo, que genere soluciones desde el barrio y para el barrio, en articulación barrio-ciudad, sin intermediarios, demostrando desde la práctica concreta, de la lucha cotidiana, que es desde allí, desde el modelo que nos propuso el comandante Chávez, que realmente podemos enfrentar y transformar, no solo al coronavirus, también el bloqueo criminal que pesa sobre nuestro país.

Desde la unión y la juntura de las mujeres maravillosas que conformamos la cooperativa, hacemos un esfuerzo por construir un feminismo popular. Un feminismo que a partir de su propia reflexión sobre cómo las diferentes formas de exclusión marcan la vida de las mujeres en el barrio, permita construir nuestra agenda de lucha. Entendemos y creemos que todas esas formas de opresión se cruzan, nos joden la vida, por negras, por mujeres y por pobres, entonces creemos que esa lucha debe ser una lucha también articulada entre esas diferentes formas de opresión, y sin duda alguna colectiva.

Entrevista editada por Ricardo Vaz para Tatuy TV. Ketsy Medina Sifontes publicó también un trabajo sobre la jornada de consumo de 28 de marzo en la revista Épale CCS.

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