Retos agroalimentarios del proceso bolivariano

El pasado 9 de Enero de 2015, el Comandante  Wilmar Castro Soteldo manifestó de manera contundente: “No les pido confianza, les pido que juntos construyamos confianza”, y además agregaba, “…el consenso estanca. La contradicción dialéctica impulsa”. Todo esto en el marco de distintas propuestas técnico-políticas que anunció ese día, para impulsar la producción agrícola nacional.

Con las sanas intenciones de darle un golpe de timón a nuestra producción agrícola,  le damos la bienvenida a las declaraciones del camarada Castro Soteldo. Sus palabras nos motivan no sólo a opinar, sino a compartir algunas ideas e iniciativas que se vienen dando en diferentes espacios productivos de la geografía nacional. Creemos que nuestras contribuciones servirán para generar confianza y fortalecer la propuesta política en mención.

Todo da a entender, que las iniciativas agrícolas propuestas están sujetas al inicio de la temporada de las lluvias. Lo que tentativamente nos obliga, por una parte a concentrar las  iniciativas en lo pecuario, en especial, la cría y producción de los animales menores. Como por ejemplo: gallinas, cachamas familiar, conejos, codornices, curies, patos, pavos, cabras, chiguires, ovejos y cerdos.  También la sabiduría campesina nos alecciona, que con la poca agua que tenemos, debemos dedicarnos a trabajar los establecimientos de germinados,  viveros, los semilleros de diversos cultivos, como por ejemplo: tomate, pimentón, café, frutales, naranjillo, morera, moringa, rabo ratón, ramio, espinaca y maní forrajero como bancos  de proteína de inmediata utilidad.

La construcción de la confianza técnico-política, también pasa por entender y reconocer, los avances que se vienen dando para mitigar y, circunstancialmente superar, los estragos que a nivel nacional ha producido la sequía. Nuestra sabiduría campesina y sus predicciones anuales—con las cabañuelas y pintas en el 2015—coincidieron con los pronósticos de las agencias climatológicas internacionales. Al parecer para este 2016, se dan coincidencias al respecto. Los modelos climatológicos, indican que las secuelas del “Niño” serán de categoría fuerte y las afectaciones para nuestro país serán más intensas. Aunado a ello, tenemos los aumentos de temperatura y la no recuperación de los niveles óptimos de agua en varios embalses de la geografía nacional. Luce precario e impredecible cualquier pronóstico o resultado en lo que se refiere a la producción agrícola y pecuaria.

Curiosamente, en la nueva sede del MPPP Agrícola y Tierras, en Florentino, Barinas en el sector lote 14 y en espera de ser cosechadas, se encuentran varias toneladas de ocumo, yuca, quinchoncho, los cuales recibieron el rigor de una severa sequía de dos meses (marzo-mayo del 2015). Estos cultivos, como otros tantos producidos en el Instituto Universitario Latinoamericano de Agroecología (IALA) «Paulo Freire» y con modestos resultados, han sido manejados agroecológicamente por estudiantes, maestros pueblos, productores y cuerpo de combatientes.  (Ver video «IALA: haciendo posible la agroecología 2015)

Las experiencias productivas antes mencionadas, vienen a fortalecer otras de origen campesino y agroecológico, las cuales se han desarrollado en otros territorios de la geografía nacional. Estas nos llaman la atención y contribuyen a la confianza que las políticas alternativas agrícolas están demandando. Por ejemplo: El INSAI tiene cerca de 1000 hectáreas productivas, en  120 municipios ubicados en 22 estados del país. Allí acompañan a más de 5000 familias, que, siguiendo los principios agroecológicos, cultivan frutales, tradicionales (café, cacao, caña y coco), cereales y leguminosas. (Consulta a Técnicos del INSAI-2016). Podríamos mencionar también, a los alimentos sanos y libres de agrotóxicos, que Las Ferias Conuqueras en el Parque los Caobos han estado ofreciendo a Caracas por más de un año.

Mencionemos algunos ejemplos adicionales, la Universidad Politécnica Territorial de Mérida Clever Ramírez (Consulta autoridades 2106) que tiene significativos avances en agroecología; tenemos además las experiencias del Núcleo Universitario Santa Lucia; las bases productivas urbanas y su diversificación de cultivos, el proyecto de rescates de semillas, la producción de cerdos y camas profundas, las gallinas traspatio, la producción de báquiros, conejos, codornices y la adopción de la experiencia Mano a Mano.

Mano a Mano, se funda hace cinco años y un grupo de voluntarios han consolidado un mercado alternativo donde arriman, en el Jardín Botánico de Mérida cada 15 días, entre 850-1200 kgs de alimentos agroecológicos, provenientes de 36 productores. Los alimentos recorren menos de 60 kms del productor al consumidor.

Así mismo debemos agregar las cifras de los tres Maestros Pueblos del IALA,  en sus predios producen cerca de 10.800kg al año
    
Una vez más y  desde estas valiosas experiencias agroecológicas consolidadas, podemos afirmar, que esta nueva ciencia emergente, si le esta dando acertadas y oportunas respuestas a la compleja situación agro-ambiental  nacional.  De ellas, hemos podido  sistematizar las siguientes bondades, las cuales coinciden con promisorias experiencias de otras latitudes y diversas regiones. A saber:

1) Se fomenta el dialogo de saberes— entre las comunidades productivas—lo que potencia algunos elementos de la resistencia social, encontrados en la localidad por los cambios en la matriz productiva requeridos.

2) Se fortalecen los procesos participativos acompañados de las distintas metódicas aplicadas.  No sólo, para destacar y hacer valer la pertinencia social, también la participación ayuda en el diseño de métodos y propuestas de gestión para la localidad y territorialidad.

3) La participación proporciona el carácter integral; armónico; estratégico y democrático necesario en la organización social de la producción.

4) La producción agrícola se sustenta en la diversidad de las racionalidades definidas, desde la propia identidad socio-cultural-productiva de la comunidad.

5) Lo anterior, fomenta la corresponsabilidad social en la transferencia de saberes y se valoran, los diferentes niveles de conocimientos de manera horizontal y colectiva.

6) La innovación en las tecnologías agroecológicamente sustentables, parten de las eco- bases materiales de los recursos locales y del ingenio represados entre nuestros campesinos.

7) Se demuestran, que los sistemas agroecológicos son diversos; descentralizados y adaptados a las distintas condiciones agroecológicas y en la razón equivalente del uso de la tierra. Tienen una mayor productividad que las unidades de producción dependientes del monocultivo. Así mismo, la agroecología invierte en recurso agua, suelo y energía solo un 20% en comparación al modelo de producción agrícola intensivo y extractivo de recursos.  Miguel Altieri (CNN-Chile Agroecología y Sustentabilidad 23/03/2015).

8) Al fomentarse  una nueva racionalidad en el uso de los recursos naturales locales, ello proporciona  una armonía entre el mantenimiento o aumento de la calidad de vida y en el desarrollo humano allí implícito. Al parecer desde este nivel, se orienta un nuevo bienestar colectivo y la complementariedad de acciones entre productores agroecológicos.

9) Se fomentan la conformación y el despliegue de las eco-redes agroalimentarias, fundadas en la relación de la producción de alimentos locales y los valores culturales gastronómicos de la zona. Propuesta, que en la practica se recoge, en el trabajo de Núñez. Y, desde allí podemos valorar algunos principios básicos, para la transición económica productiva social y solidaria que urgentemente estamos solicitando. Principios que apuntan hacia la gestión; el trabajo compartido; la justa distribución de los recursos y las ganancias; y los niveles de autonomía grupal y colectiva.

10) Como otras tantas experiencias productivas agroecológicas que a nivel regional y planetario se han consolidado y entendiéndolo desde la visión de escases de agua y de recursos naturales, también desde ellas están emergiendo, nuevas pistas para el desarrollo científico-técnico de la nueva agricultura. Esta última exige el modelo civilizatorio de sociedad que deseamos construir, propuesto en el Plan de la Patria y su 5to Objetivo Histórico. (Ver La agroecología puede alimentar al mundo 2015).

En las consideraciones anteriormente expuestas—desde otras tantas, que se encuentran en la literatura y por los avances que la agroecología nos viene proporcionando—también va implícita, la construcción de  la confianza para la consolidación  que el proceso productivo venezolano exige en la actualidad. Hay un camino andado que debe saber aprovecharse.

Estamos también convencidos que muchas de las contradicciones productivas se aclaran. En especial, las artificialmente creadas por el modo de producción  agrícola extractivista y contaminante impuesto.  Por ello, y si las nuevas autoridades venezolanas de las políticas agrícolas rectoras,  lo consideran necesario, podemos debatir las veces que sea necesario, el mérito que la agroecología exige, en poder intervenir en las política agrícolas públicas. Dicha intervención debe estar ajustada a la dinámica de los procesos participativos en la definición de las agendas de producción agroecológica, elaboradas por las comunidades. Se debe respetar, apoyar y brindarle todo el respaldo institucional que dichas agendas proponen.
 
Debemos recordarle a nuestro buen amigo y apreciado Comandante y Ministro Castro, que la soberanía agroalimentaria desde la agroecología se funda en un carácter estratégico político-ambiental. Y, tiene que ver con la confianza en los nuevos procesos de producción agrícola rural y urbano a implementar; con un inédito e innovador sentido de organización de la ciencia y técnica del agro; con pretender otro estilo de vida menos despilfarrador de recursos y energía; con un nuevo sentido y visión de la vida donde los valores de solidaridad, equidad y equilibrio se sitúen en el sur de la sustentabilidad, para seguir superando los flagelos de la exclusión social y podamos encausarnos en una definitiva y auténtica  soberanía agroalimentaria.

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