[VENEZUELA] There is NO alternative

Este viejo apotegma, aunque es propio de la tradición intelectual del liberalismo, fue recogido por el gurú del «darwinismo social» Herbert Spencer1 en el siglo XIX y popularizado desde finales de los ’70 del siglo XX en decenas de declaraciones y discursos ofrecidos por la ex-primera ministra británica Margaret Thatcher2, quien lo empleó como un dogma de fácil digestión y un recurso narrativo de bajo presupuesto para justificar la aplicación de su «ineludible» programa de liberalización y ajuste económico. La sentencia «No hay alternativa» llegó a absorber tal carga ideológica que terminó por convertirse en la Doctrina TINA (por el acrónimo en inglés).

Lo cierto es que la «Dama de Hierro», como enemiga acérrima del socialismo, no concebía alternativas fuera del capitalismo y actuó coherentemente bajo el paraguas de TINA, aplicando su receta: reducción y exención de impuestos al capital privado, incremento de impuestos regresivos (como el IVA), recortes del gasto social, supresión de derechos laborales y sindicales, privatizaciones de activos y servicios públicos, liberalización del mercado financiero, entre otras medidas que aunque lograron detener la inflación, llevaron a la destrucción sistemática de todas las políticas de protección social del pueblo británico, conduciendo a millones de personas al sufrimiento producto de un aumento del desempleo, la pobreza y la desigualdad3. Cuando pasó el efecto de la anestesia y el descontento empezó a sacudir los estamentos británicos, la ocupación de las islas Malvinas4 propició un clima de tensión ideal para aglutinar el descontento en torno al nacionalismo, frente a una agresión que terminó por atenuar el conflicto interno y por regalarle la reelección a Thatcher, quien junto a Reagan, Pinochet y el mismísimo Papa Juan Pablo II se erigían como las caras visibles del neoliberalismo en el poder.

Pero TINA no murió con la Thatcher. Toda política económica en el capitalismo se soporta en un relato que lo encubra, lo justifique y legitime ante la sociedad, por ello TINA ha venido reencarnando en el verbo de mandatarios, políticos y empresarios que aparentan no tener más alternativa que la sacrosanta propiedad privada y el todopoderoso mercado del que se deriva todo un arsenal axiomático de categorías económicas confusas y crípticas que pocos entienden, o mediante falacias y engaños que ocultan la esencia del problema: la socialización de los sacrificios para el pueblo humilde, y la privatización de los beneficios para las clases dominantes.

Sin embargo, la influencia de TINA no sólo traspasó fronteras históricas y geográficas, también logró penetrar espacios ideológicos y sociales. 

La ola neoliberal logró fracturar experiencias socialistas clásicas. La URSS optó por la Perestroika de Gorbachov antes de su caída, y por las reformas neoliberales de Yeltsin después; la China de Xiao Ping se inclinó por un «socialismo con características chinas», así como Vietnam hizo lo propio con su «economía de mercado orientada al socialismo». Estas experiencias confluyeron en concesiones gigantescas al mercado y al capital, como aparente única alternativa. Muchos de los partidos socialistas reformistas y laboristas, que optaban por salidas keynesianas, terminaron abrazando los dogmas neoliberales. En América Latina es emblemático el caso boliviano, en el que la revolución del ’52 logró poner en manos del estado el 70% del PIB, y que paradójicamente fuera la misma persona que había liderado el proceso de nacionalización, Víctor Paz Estenssoro quien en el ’85 emprendiera la vía neoliberal. (Hoy Evo recupera la propiedad nacional de sus recursos y pone a Bolivia como la primera economía del continente).5

El proceso de intoxicación neoliberal no exoneró a Venezuela. Precisamente la Revolución Bolivariana echa raíces en un profundo sentimiento antineoliberal que fermentó en febrero del ’89 y del ’92 y en múltiples episodios de lucha popular que condujeron a la victoria del Comandante Chávez en diciembre del 98.

El chavismo es genéticamente anticapitalista, ya que emerge de las tinieblas fondomonetaristas de la década de los ’90, que enterraron al pueblo en una miseria que superaba el 50% mientras que el gobierno avanzaba violentamente en un plan de privatizaciones y de depauperación de las condiciones sociales de la clase trabajadora venezolana en favor de la concentración de capital en un puñado de familias «criollas» y de otro puñado de corporaciones transnacionales. Fue en medio de estas condiciones que Chávez y la Revolución Bolivariana aparecieron en la escena como alternativa, por cierto en medio de un escenario muy parecido al que hoy padece Venezuela.

Sin embargo, las causas de aquellas enfermedades reaparecen paradójicamente como los remedios a las de hoy. La política económica del gobierno actual se muestra socialista y popular en el discurso, pero con un sesgo peligrosamente neoliberal en la práctica. Aunque no se quiera admitir, y el Presidente Maduro insista en “hacer alianzas de ganar-ganar: gana el país, el empresario, el Estado, la clase obrera, ganar-ganar, ‘win-win’»6 (experimento ya ensayado por Caldera con su tripartita), los costos nefastos de la crisis recaen sobre los hombros de los humildes mientras que el estado se viene debilitando, cediendo gobernanza económica a los monopolios y oligopolios y la burguesía (junto a la burocracia corrupta devenida en nueva burguesía) traga renta y ganancia como nunca, quedando como los grandes ganadores de la crisis. 

Dice también el Presidente Maduro: «Vamos a producir juntos y a formar una gran alianza productiva por el país. Le doy la bienvenida al capital internacional que quiera venir del mundo entero a producir. Vamos a hacerlo en un nuevo espíritu productivo.” Pero bajo el velo del discurso de la inversión productiva, del postrentismo y de la necesaria liberación productiva como única alternativa para lograr el crecimiento, la estabilidad y prosperidad económica de la nación, se esconde un sostenido proceso de privatización de la economía. Por supuesto la palabra privatización, que pervive como un estigma doloroso en el chavismo, no es mencionada en el discurso del gobierno, que prefiere usar eufemismos como alianzas estratégicas, convenios de cooperación y acuerdos de inversión que relucen como expresiones cosméticas para disfrazar una creciente colaboración de clases, expresada abiertamente por Castro Soteldo para quien no hay otra alternativa que no sea la liberación económica encabezada por la susodicha «burguesía revolucionaria»7, cuyo rostro se revela en un puñado de empresarios «patriotas» que siguen accediendo a divisas baratas del estado, gozando de jugosos contratos de importación, comprando empresas públicas a precios de gallina flaca, disfrutando de exenciones impositivas, ampliando su participación accionaria en empresas públicas, y especulando con activos financieros y con los precios de las mercancías que empujan a la sostenida depauperación de la clase trabajadora.

Mientras esto avanza, el gobierno se jacta de una ilusoria política de protección social a trabajadoras y trabajadores, a través incrementos salariales nominales, la asignación de un subsidio directo a través de bonos y de una caja de alimentos, mientras que el salario (real), las prestaciones y las conquistas sociales de la clase trabajadora se convierten en polvo cósmico junto a un deterioro sistemático de los servicios de gas, agua potable, electricidad, salud, transporte, etc. que han empujado a milllones de personas a la economía informal, la migración, el desempleo y la indigencia. Aunque se intente ocultar los efectos de la crisis mediante el apagón estadístico que se impuso, la realidad es testaruda.

Pero tampoco parece haber otra alternativa a lo que engañosamente llaman liberación cambiaria, y que el gobierno precisamente, con una resolución publicada del BCV publicada este seis de mayo, coronara después de una larga agonía del «nefasto» control cambiario. Esta engañosa liberación no es más que ceder el mando de la política cambiaria a banqueros y monopolios que como bien se conoce en la historia de Venezuela, terminarán usando su poder para incrementar sus tasas de ganancias y propulsar la fuga de capitales, en una economía que avanza aceleradamente hacia la aniquilación del bolívar y hacia una dolarización de facto.

Sabemos que muchos dirán que este artículo es impertinente, exagerado y ultraizquierdista, fruto de una visión «dogmática» de la realidad. Pero no importan los señalamientos y adjetivos que se usen, la denuncia jamás será más grave que la propia situación por la que atraviesan millones de venezolanos y venezolanas. 

Nos preguntamos entonces ¿No hay alternativa? ¿Seguiremos el apotegma de Thatcher? ¿Los empresarios nos salvarán de la crisis? ¿Es inevitable el sacrificio del pueblo humilde venezolano en favor de la acumulación capitalista? 

Qué tal si le preguntamos a la clase obrera petrolera, al movimiento campesino, al movimiento comunero, a los pescadores y pescadoras, a los educadores que se niegan a abandonar las aulas, a los servidores públicos que se niegan a desertar, a los profesionales que se niegan a migrar, a los heroicos trabajadores eléctricos que sostienen el SEN, a millones de mujeres que garantizan el cuidado del pueblo, al chavismo que resiste en la calle, confronta amenazas y aguanta pacientemente atropellos y burlas, y nos daremos cuenta que sobran alternativas y razones para seguir luchando contra el capitalismo. La TINA de Thatcher y los demonios neoliberales se quedarían sin espacio alguno en nuestra patria.

Referencias

1 Neuhäuser, Christian. «TINA» Krisis 2018, Issue 2. En https://krisis.eu/wp-content/uploads/2018/07/Krisis-2018-2-Christian-Neuha%CC%88user-TINA.pdf?

2 Foguet, Carles. «El peor legado de Margaret Thatcher» En https://www.eldiario.es/agendapublica/blog/peor-legado-Margaret-Thatcher_6_121147897.html 

3 Flanders, Laura. «At Thatcher’s Funeral, Bury TINA, Too». Enhttps://www.thenation.com/article/thatchers-funeral-bury-tina-too/

4 Montoya, Roberto. «Thatcher se forjó en Malvinas». En http://www.rebelion.org/noticia.php?id=166982

5 CELAG. ¿Qué sería de Bolivia sin su política de nacionalizaciones? En https://www.celag.org/wp-content/uploads/2019/05/Informe-CELAG_Que-seri%CC%81a-de-Bolivia-sin-su-poli%CC%81tica-de-nacionalizaciones.pdf

6 Abrizo, Manuel. «Empresariado patriota atiende llamado de Maduro y le mete el hombro a Venezuela». Enhttp://www.correodelorinoco.gob.ve/empresariado-patriota-atiende-llamado-de-maduro-y-le-mete-el-hombro-a-venezuela/

7 Castro Soteldo, Wilmar. Cultivando Patria N° 99. Enhttps://www.youtube.com/watch?time_continue=22&v=cIdk2GQ16e8

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