[OPINIÓN] ¿Nuevo Pacto de Puntofijo o Pacto de la Pomarrosa?

Leander Pérez

El Pacto de Puntofijo, lejos de lo que defienden los liberales, no trajo al país la democracia que aspiraban quienes derrotaron la dictadura militar-policial de Marcos Pérez Jiménez. Por el contrario, lo que representó fue la repartición del poder entre tres partidos, que luego se reducirían a dos (Acción Democrática y COPEI). Estos instauraron lo que en los barrios se conoció como una “diablocracia”.

Recientemente, vienen ocurriendo hechos que nos llevan a preguntar si hay una nueva repartición del poder, ahora entre Acción Democrática y el PSUV. Si bien no hay un acuerdo formalmente escrito, sí hay elementos sugieren la existencia de un pacto. En este artículo presentaremos algunos de ellos, quedará del lector sacar sus propias conclusiones.

La estrategia del gobierno hacia la oposición

Para entrar en contexto, hay que identificar cuál es la estrategia del gobierno hacia la oposición y cuáles tácticas ha usado para alcanzar sus objetivos. La estrategia, ha consistido en dividir a la oposición, en principio en tres sectores: la oposición radical dirigida por María Corina Machado de Vente Venezuela; el G4 conformado por los partidos Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP), Acción Democrática (AD) y Un Nuevo Tiempo (UNT) (estos dos últimos de tendencia socialdemócrata); y el sector de los “progresistas”, cuyas principales figuras son Henri Falcón de Avanzada Progresista y Claudio Fermín de Soluciones. 

Para ahondar las divisiones ya existentes entre estos grupos, el gobierno ha empleado el juego de la zanahoria y el garrote, “premiando” a los progresistas y “castigando” a los sectores más radicalizados. Los intentos recientes de dividir aún más a la oposición han pasado por separar a AD y a UNT del G4 para llevarlos a la mesa de negociación nacional, dividir a PJ a través de negocios con diputados de la tolda aurinegra, y ejercer presión sobre VP. 

Para los fines de este artículo, solamente abordaremos las acciones del gobierno dirigidas a los partidos socialdemócratas AD y UNT. Esto porque, en primer lugar, la táctica dirigida hacia el sector de Falcón-Fermín ha llevado a establecer públicamente una mesa de negociación (a diferencia de los pactos con la socialdemocracia), y en segundo lugar, a que la división de PJ tienen un carácter distinto a la reciente “división” de AD, algo que explicaremos más adelante.

Antecedentes del pacto con la socialdemocracia

Los intentos del gobierno por atraer a los sectores socialdemócratas hacia la negociación son de vieja data. En 2016, el protagonista de esta negociación pobremente encubierta fue Un Nuevo Tiempo. 

Más allá de la poca popularidad de su principal dirigente, Manuel Rosales, Un Nuevo Tiempo es el tercer partido con más diputados de la MUD (Después de PJ y AD). Para 2015, el “filósofo del Zulia” se encontraba en el extranjero prófugo de la justicia venezolana. Sin embargo, olfateando una posible victoria opositora y la promulgación de la Ley de Amnistía que le entregaría la libertad, se entregó a las autoridades venezolanas en octubre de ese año. ¿Qué sucedió luego? Efectivamente la oposición ganó las elecciones parlamentarias, pero la Ley de Amnistía fue considerada inconstitucional por el TSJ. El cálculo de Rosales de pasar poco tiempo en la cárcel falló. Le había llegado el momento de negociar con el gobierno.

El 15 de diciembre de 2016, tres diputados de la oposición (dos de ellos de UNT) faltaron a la sesión de la Asamblea Nacional, privandola del quórum necesario (de 109 diputados) para escoger un nuevo rector del CNE.  William Barrientos y Adolfo Superlano fueron los militantes de UNT ausentes. Debido a esto, y a que la comisión electoral de la Asamblea (entonces presidida por Guaidó) no convocaron a una nueva sesión, el TSJ ratificó a Tania D’Amelio y Socorro Hernández como rectoras del CNE.

Casualmente, el 31 de diciembre de ese mismo año, apenas 16 días después de después de este episodio, salió en libertad Manuel Rosales, y un año después, en noviembre de 2017, se presentó como candidato a gobernador del Zulia en las primarias de la MUD. 

Otro antecedente, esta vez de un acuerdo de AD con el PSUV, fue la juramentación en la Asamblea Constituyente de los 4 gobernadores adecos de Táchira, Mérida, Nueva Esparta y Anzoátegui en octubre de 2017. Si bien en dicha oportunidad se señaló que habían sido expulsados, la realidad es que siguieron dentro de la tolda blanca. 

Por último, tenemos el caso de la liberación de Edgar Zambrano. El diputado, entonces vicepresidente de la AN, había sido detenido por su participación en el intento de golpe de Estado del 30 de abril de 2019, y fue liberado en 17 de septiembre tras negociaciones con el gobierno. En su liberación participó el diputado oficialista de la ANC y la AN, Francisco Torrealba, quien además es miembro del Grupo de Boston (comisión de parlamentarios formada para mejorar las relaciones entre EEUU y Venezuela y que fue financiada por la OEA). 

Los recientes acuerdos bajo la mesa

En días pasados, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ha tomado una serie de decisiones que afectan al próximo proceso electoral. A través de la sentencia 068-2020 del 5 de junio de la sala constitucional, el TSJ declaró la omisión legislativa respecto a la designación de los rectores del poder electoral. Días después, a través de la sentencia 070-2020 del 12 de junio, designó a los rectores de este poder y a su nueva directiva.

El sector progresista de la oposición había estado negociando públicamente la elección de un nuevo CNE y el retorno a los principios de proporcionalidad y representación de las minorías. Mientras que los socialdemócratas habían negado su participación en las negociaciones, Henri Falcón, dos días antes de la designación del TSJ, señalaba que:

Sin embargo, sería el progresista Reinaldo Sifuentes quién destaparía la olla, al filtrar la información de que AD y UNT estaban negociando para incorporar rectores afines a sus organizaciones. A través de su Twitter dejó constancia de la estrategia adeca y de quiénes serían los designados:

O las palabras de Sifuentes fueron proféticas, o dieron razón a quienes durante bastante tiempo acusaron a los progresistas de traidores por negociar públicamente con el gobierno. La sentencia 070-2020 designaba como rector principal del CNE precisamente a José Gutiérrez, hermano del secretario de organización de Acción Democrática Bernabé Gutiérrez. Casi en seguida, con la sentencia 071-2020, se le entregaba la tarjeta de AD al propio Bernabé Gutiérrez (hombre de confianza de Ramos Allup), para comenzar el proceso de “reestructuración” del partido blanco.

Ramos Allup, como no podía ser de otra manera, negó el acuerdo señalando que AD no había propuesto ningún candidato como rector del poder electoral, y luego expulsó a Bernabé Gutiérrez del partido. Así, como señalaba Sifuentes, salvaba su responsabilidad con el gobierno norteamericano. No sorprendería que Un Nuevo Tiempo también quiera meterse también en la jugada para ir a elecciones y no perder su presencia electoral. 

Si es cierta la jugada de los adecos, en acuerdo con el PSUV, queda demostrada su astucia. Por un lado se mantienen en la Asamblea Nacional de Guaidó (cobrando los 5.000$ mensuales que les paga con dinero venezolano el Departamento de Estado norteamericano), y por otro se preparan para ir a elecciones parlamentarias. Es un juego de ganar-ganar, donde además se refleja que el PSUV no tiene inconvenientes en pactar bajo la mesa con la oposición. Como dice el refrán popular: “ellos son blancos y se entienden”. 

¿Hasta dónde llega el pacto? 

Vista la aparente facilidad con la que el PSUV llega a acuerdos bajo la mesa con los sectores socialdemócratas de la derecha, cabe preguntarse qué más se ha acordado bajo nuestras narices. Uno de estos posibles pactos pudo haber sido la designación de Eneida Laya como ministra de comercio y presidenta del Banco del Tesoro, “un banco nacido en revolución”. Laya fue legalmente militante del partido Acción Democrática hasta 2014, y según captures del software Maisanta colgados en internet, también firmó contra el presidente Chávez en la convocatoria del referéndum revocatorio de 2004. Y por si esto fuese poco, también celebró a través de la cuenta del Banco del Tesoro el nacimiento de Raúl Leoni, el creador de los Teatros de Operaciones (TO) donde murieron y fueron torturados tantos revolucionarios venezolanos. 

https://twitter.com/bcodeltesoro/status/989486754137821184

La “ministra adeca”, como se le conoce en las redes sociales, fue además defendida por “Nicolasito”, el hijo del presidente. Éste no escatimó su respaldo al señalar que: 

Eneida Laya puede ser solamente la punta del iceberg, siendo el pacto mucho más profundo. ¿Será que los desalojos campesinos y el asesinato de sus dirigentes, el encarcelamiento de revolucionarios y dirigentes obreros son también parte de este pacto con la derecha? ¿Qué otros negocios comparten la vieja oligarquía adeca con los nuevos ricos

Al igual que el Pacto de Puntofijo, el nuevo “Pacto de la Pomarrosa” no fue consultado con nadie, tampoco es el reflejo de un acuerdo democrático, sino un acuerdo entre élites para repartirse el poder. Nos toca entonces insurgir nuevamente, construir una alternativa revolucionaria para ponerla al servicio del pueblo y del proyecto socialista. 

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