[OPINIÓN] El gusto por el arte de los “nuevos ricos”

Leander Pérez

Venezuela se ha escindido en dos: la Venezuela del dólar, de los bodegones, de las fiestas en Los Roques y de los yates lujosos en Morrocoy, y la Venezuela del salario mínimo en bolívares, del CLAP, de los apagones y de la escasez de agua.  En el primer país descrito viven los ricos de antaño: los burgueses, pequeños burgueses acomodados, terratenientes y oligarcas, que gobernaron directamente hasta 1998, y que detestan a la Revolución Bolivariana. Pero al lado de estos, también se ha instalado una capa de nuevos ricos, empresarios y burócratas cívico-militares (algunos devenidos también en empresarios y terratenientes), a la cual el Ministro de Tierras Castro Soteldo llama amistosamente la “burguesía revolucionaria”. En el otro país vivimos nosotros, los trabajadores y campesinos, el pueblo. 

¿Cómo han hecho fortuna estos nuevos ricos? Pues como sus vecinos de la Venezuela “high”: haciendo negocios con el Estado. Explotando trabajadores y campesinos también, pero financiados y amparados por el poder. Esta es la principal característica histórica de la burguesía venezolana, su parasitismo.

Por lo general, quienes de esta forma han podido apoderarse de la renta lo han hecho para amasar fortunas en bancos extranjeros, lo más lejos de la justicia venezolana que les sea posible. Tanto es así, que incluso han ido a llevar “su” dinero al mismísimo corazón del imperio, invirtiendo en propiedades, activos y hasta en obras de arte. Pero este artículo no trata de ese caso, sino del caso inverso, la repatriación de capitales.

El método de estudio

Investigar sobre los movimientos de capitales en Venezuela es una tarea compleja. Por un lado, las instituciones del Estado son poco transparentes o simplemente no publican cifras desde hace años, y por otro, está la diversidad de mecanismos por los cuales se transfieren fondos públicos a manos privadas: comisiones por contratos con sobreprecios, acceso a créditos o a mercados preferenciales de divisas, e incluso el robo directo y descarado. Sin embargo, sigue siendo posible estudiar estos fenómenos. Una forma es usar los datos que ofrecen los demás países y que son de acceso público en aplicaciones como Trade Map. 

Según el Centro de Comercio Internacional (ITC por sus siglas en inglés), 

Trade Map es una aplicación web interactiva que presenta estadísticas del comercio e información sobre el acceso a los mercados para el desarrollo internacional de las empresas. Transformando el gran volumen de datos comerciales primarios en uno accesible, fácil de usar y en formato web, Trade Map provee indicadores del desempeño de las exportaciones, demanda internacional, mercados alternativos y sobre el papel de los competidores en el comercio. Trade Map cubre datos comerciales anuales para 220 países y territorios y todos los 5,300 productos del Sistema Armonizado. 

Hasta 2013, Trade Map pudo obtener datos directos de las importaciones que realizaba Venezuela. Sin embargo, a partir de 2013 los datos que ofrece esta aplicación son “datos espejo”, que se obtienen referencialmente por lo que otros países registran como exportado hacia Venezuela. Estos datos nos han servido para elaborar una serie de gráficos que evidencian un flujo de capitales hacia Venezuela en forma de obras de arte. 

Arte en tiempos de crisis

En momentos de crisis, a los empresarios y a buena parte de los políticos les gusta dar discursos sobre austeridad. Señalan que hay que hacer recortes en sanidad, educación, pensiones y hablan sobre la necesidad de reducir el déficit fiscal. 

Venezuela, por su economía rentista dependiente de los precios del petróleo, entró en una aguda crisis a partir de la abrupta caída de los precios del crudo entre los años 2014 y 2016, que llevarían los precios de 96,29 dólares por barril en 2014, a 26,5 dólares en 2016, representando pérdidas millonarias para el país. 

Como se puede observar de los gráficos siguientes, la caída de los precios del barril de petróleo impactó directamente en la economía: el PIB cayó abruptamente hasta alcanzar niveles inferiores a los de 1998, mientras que las reservas internacionales, que ya venían en caída desde 2008, siguieron agotándose, ahora en pago de deuda y no en inversiones. Estas cifras y gráficos, nos dan un panorama general de crisis.

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PIB de Venezuela expresado en Bolívares de 1997 (Gráfico: Elaboración propia con datos del BCV)
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Reservas internacionales de Venezuela en millones de dólares de los Estados Unidos. (Gráfico: Elaboración propia con datos del BCV)

La reducción de las reservas internacionales y de los ingresos petroleros impactó a su vez en la importación de productos básicos como alimentos y medicamentos. La explicación del gobierno es que, si el Estado tenía menos dinero, entonces se podían importar menos productos. Algunos incluso lo comparan con un padre de familia que se quedaba repentinamente sin empleo, disminuyendo de forma drástica los ingresos del hogar. ¿Conclusión? Teníamos que apretarnos el cinturón porque la bonanza petrolera se había acabado. 

Sin embargo, revisando algunas cifras ofrecidas por TradeMap, se observa que mientras en productos alimenticios y medicamentos la tendencia general fue a la reducción de las importaciones, en esos mismos años hubo un aumento sustancial en la importación de obras de arte.

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Importación de distintos productos. (Gráfico: Elaboración propia con datos de Trade Map.)

Si bien el monto de la importación de arte (en amarillo) no llega a ser superior a los demás productos de la gráfica (todos superiores a los mil millones de dólares), es importante revisar la tendencia. Al mismo tiempo que la mayoría de los rubros registraron una caída drástica desde 2014, el monto por importación de obras de arte aumentaba hasta alcanzar los 233.288.000 dólares en 2015. 

La ruta del arte

Lo primero que se puede pensar es que la mayoría de estas obras de arte provienen de los Estados Unidos o Europa, ya que son nuestros mercados habituales. Los últimos datos ofrecidos por Venezuela en 2013 parecen corroborarlo, aunque los montos reflejados son bastante bajos.

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Lista de los mercados proveedores de Objetos de arte o colección y antigüedades importados por la República Bolivariana de Venezuela en 2013, según datos ofrecidos por Venezuela.
(Gráfico: Trade Map)

A través de los datos ofrecidos por Venezuela (lo que pasa legalmente por aduanas y es registrado), se puede observar que los principales mercados para este tipo de productos son efectivamente los Estados Unidos y Europa. Sin embargo, cuando revisamos los datos espejo posteriores a 2013, encontramos algo sorprendente: casi la totalidad de productos de arte fueron traídos al país desde Corea del Sur, un aliado militar de los EEUU.

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Exportación de objetos de arte o colección y antigüedades desde Corea del Sur hacia Venezuela. (Gráfico: Elaboración propia con datos espejo de Trade Map.)
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Valor de las exportaciones de objetos de arte o colección y antigüedades desde Corea del Sur hacia el mundo en 2015. (Grafico: Elaboración propia con datos de Trade Map.)

En el primer gráfico, evidenciamos un contraste entre los datos por importación de productos de arte registrados por la aduana venezolana en 2013, y los registrados como exportados hacia Venezuela por la aduana surcoreana. En 2015 y 2016, la aduana venezolana ni siquiera ofreció cifras detalladas de los productos importados, o por lo menos no fueron registrados por Trade Map. Otra dato importante es que después de 2016 la aduana surcoreana no reportó exportaciones de arte hacia Venezuela. Estas exportaciones millonarias fueron excepcionales, lo que refleja que no se trata de un mercado habitual

En el segundo gráfico, se compara el volumen de las exportaciones de arte de Corea del Sur hacia el mundo en 2015, año en el que Venezuela alcanzó un tope de las importaciones de este producto. Como se puede observar, el monto de las exportaciones de arte hacia Venezuela representó más de la mitad de las exportaciones de surcoreanas al resto del mundo, y más del doble de las exportaciones hacia los Estados Unidos. 

Tomando en cuenta que Corea del Sur no es un mercado habitual para Venezuela, y que las aduanas venezolanas no registraron el ingreso de estos productos, podemos extraer dos conclusiones: que Corea del Sur sólo habrá sido un país de tránsito para mercancías adquiridas en los mercados habituales de Venezuela, y que la mayoría de las obras de arte no eran surcoreanas. 

Otro dato de las gráficas, y que hace presumir que las importaciones de arte fueron hechas por los nuevos ricos y no por los sectores de la burguesía tradicional, es que estas importaciones no son comunes en los registros de años anteriores o posteriores. Se trata de hechos puntuales y en montos que llaman la atención. En el siguiente apartado, tendremos más indicios que apuntan a confirmar estas tesis.

Sanciones y obras de arte

La burocracia nunca dejará que olvidemos el año 2015 como el año en que se dieron las primeras sanciones contra Venezuela. Sobre todo porque dichas sanciones, que se han agravado hasta convertirse en un bloqueo financiero y comercial, se han transformado en la justificación perfecta y absoluta para todo lo que ocurra de lamentable en Venezuela. 

Antes de continuar, es necesario aclarar que, como revolucionarios y como venezolanos, estamos en el deber de rechazar categóricamente cualquier tipo de “sanción”, bloqueo o medida económica de carácter coercitivo que los imperialistas dirijan contra nuestro país. Los imperialistas jamás le podrán dar lecciones a ningún país del mundo sobre derechos humanos, lucha contra el narcotráfico o lucha contra el financiamiento del terrorismo, pues son ellos los primeros violadores de derechos humanos, narcotraficantes y terroristas. 

Señalamos esto porque desde la burocracia han tomado como costumbre para cerrar el debate el señalamiento que quienes los critican son agentes del imperialismo. Ya veremos más adelante quienes son los verdaderos agentes. 

Volviendo al tema, encontramos que las primeras sanciones contra funcionarios venezolanos se dieron el 2 de febrero de 2015. En este momento el Departamento de Estado norteamericano impuso restricciones a visas de distintos miembros del gobierno de Maduro, a quienes se acusaba hipócritamente de violación de derechos humanos y corrupción. 

Los datos abiertos de Trade Map sólo permiten revisar los datos de importación por años. Sin embargo, debido a la emergencia del coronavirus (y solo hasta julio) la aplicación a dispuesto de forma gratuita el acceso a datos más detallados. Los registros señalan que la totalidad de las exportaciones de obras de arte de 2015 (231.537.000 dólares) desde Corea del Sur a Venezuela, se efectuaron en un solo mes, el mes de febrero. ¿Casualidad o causalidad? 

La coincidencia entre el mes en el que el Departamento de Estado norteamericano impuso sanciones contra funcionarios venezolanos, y el mes en el que se realizó la mayor exportación de obras de arte desde Corea del Sur hacia Venezuela, es un indicio de que en realidad el arte fue un mecanismo de protección de activos, pero quizá no el único. 

Al comienzo, señalamos que la mayoría de los que han podido echar mano de la renta petrolera han preferido fugar capitales hacia otros países, algunos incluso a los EEUU. Sin embargo, producto de las sanciones (que ponían en riesgo de embargo el patrimonio en los EEUU de los nuevos ricos), parte de estos capitales han retornado en forma de obras de arte, y como ruta se usó a Corea del Sur. ¿Podemos asegurar esto? Veamos la historia de la ex-fiscal Luisa Ortega Díaz.

Luisa Ortega Díaz: De sancionada a agente imperialista

No se sabe si Luisa Ortega, entonces Fiscal General de la República, estaba en la lista de los sancionados por el Departamento de Estado en febrero de 2015, ya que los nombres de los sancionados en dicha oportunidad se mantuvieron anónimos debido a las regulaciones de confidencialidad de visas estadounidenses. Lo que sí se sabe, es que Luisa Ortega fue sancionada por los Estados Unidos en otras oportunidades, y que años después (en 2017), cuando ésta se pasó abiertamente el bando del imperialismo y empezó a colaborar con la operación de “cambio de régimen”, las sanciones fueron levantadas. ¿Había dejado Luis Ortega de ser una “violadora de DDHH” o una “corrupta”? Seguramente esto importaba poco, pero los imperialistas querían enviar un mensaje: que el que colabore con ellos puede quedarse con el dinero y las propiedades que se haya robado. 

El caso de Luisa Ortega es muy particular, ya que es uno de los únicos en donde se allanó la vivienda del imputado y la acción fue televisada. Esto puede deberse a una disputa entre facciones a lo interno de la burocracia, ya que como reconoció Diosdado Cabello, él había sido responsable de promover a Luisa Ortega como Fiscal General de la República. Sea o no este el motivo, lo cierto es que, gracias a este allanamiento televisado, los venezolanos pudieron asomarse a la vivienda de una de estos nuevos ricos. 

Según el periodista de VTV Boris Castellanos, quién narró el allanamiento, después de abrir las dos puertas blindadas que aseguraban el inmueble de 300 m2 se encontraron con “prendas de lujo, de marcas como Cartier, Prada, Chanel, Carolina Herrera o Hugo”, también “una colección de bebidas internacionales de alto costo” y “una millonaria colección de obras de arte entre las que destacan cuadros del pintor Jacobo Borges, una serigrafía original del artista plástico norteamericano Andy Warhol, o esculturas presumiblemente pertenecientes a Fernando Botero, entre otros”

Lo que se encontró en la vivienda de Luisa Ortega Díaz es otro indicio de lo que hemos venido señalando, el uso del arte como forma de resguardo de activos por parte de la burocracia. Aunque no se pueda saber exactamente en qué momento la ex-fiscal adquirió las obras de arte encontradas en su apartamento, lo cierto es que no son surcoreanas. En todo caso, si se pudiese demostrar que Luisa Ortega estuvo entre las personas involucradas en la millonaria importación de arte que señalamos arriba, se podría confirmar la tesis del uso de dicho país como un país de tránsito de capitales.

Seguramente, en la casa de Luisa Ortega no se hallaron los más de 487 millones de dólares en obras de arte que fueron exportados desde Corea del Sur hacia Venezuela entre 2013 y 2016. Esto hace presumir que estos capitales todavía estén en el país adornando las colecciones privadas de los nuevos ricos, quienes como se pudo constatar, adquirieron un extraordinario gusto por las artes. 

Corrupción y seguridad nacional

Los datos anteriores y el allanamiento de la casa de Luis Ortega Díaz generan ciertas interrogantes. ¿Es que acaso nadie cercano a la ex Fiscal sabía de esta vida de lujos y de su gusto por el arte? ¿Acaso los organismos de inteligencia como el SEBIN o la DGCIM no estaban enterados de esto? ¿Se es corrupto solamente después de haber traicionado al gobierno? ¿Desde cuándo trabajaba Luisa Ortega para el imperialismo? ¿Acaso los norteamericanos no sabían, que venezolanos estaban usando su territorio y sus bancos para resguardar capitales obtenidos de forma ilícita?

Lo primero que hay que decir, es que los imperialistas norteamericanos y sus organismos de inteligencia sí saben todo (o casi todo) lo que pasa en su territorio y en sus bancos. Durante la crisis de 2008, por citar solo un ejemplo, los norteamericanos sabían que sus bancos eran usados por las redes de narcotráfico, y lo permitieron porque en algunos casos era la única entrada de capital líquido con el que se contaba para el rescate bancario.

Los imperialistas permiten que esto suceda por dos razones fundamentalmente. La primera como acabamos de ver, porque les resulta rentable para sus economías el movimiento de capitales, no importa de dónde provengan. En el caso venezolano, la corrupción es otro mecanismo de extracción de la renta petrolera, así como lo son los tratados contra la doble tributación, la estrategia de precios diferenciados, entre otros tantos. Por medio de la corrupción, los capitalistas arriman a sus bancos lo que no pueden extraer por vías “legales”. 

La segunda razón, es que la corrupción es un mecanismo de captación de sus agencias de inteligencia. Estas estimulan la corrupción, permiten que los funcionarios corruptos de todo el mundo lleven sus capitales a los bancos estadounidenses, compren propiedades, automóviles e incluso arte, y luego se los bloquean para comenzar a negociar. Obviamente, quienes se han prestado para robar a su país no son ningunos revolucionarios, por lo que no les resulta nada difícil pasarse al lado del imperialismo.

Lo anterior nos lleva a responder una de las preguntas que nos hicimos al principio: desde cuándo Luisa Ortega colaboraba con los imperialistas. Pues efectivamente desde el primer momento en que echó mano del dinero público. Los traidores no se vuelven traidores cuando comienzan a colaborar directamente con las agencias norteamericanas, son traidores desde el momento en que ponen su propio interés económico por sobre el interés del colectivo al que decían representar.

Basta con revisar una lista de traidores y colaboradores con el imperialismo para darnos cuenta que tienen algo en común: todos provienen de las filas del gobierno, eran dóciles al poder, juraban lealtad y, en mayor o menor medida, eran considerados intocables, no se aceptaban contra ellos las críticas del pueblo. Luisa Ortega Díaz, Rafael Isea, Hebert García Plaza, Leamsy Salazar, Cristopher Figuera y Rafael Ramírez, son apenas unos cuantos nombres de altos ex funcionarios del gobierno que hicieron fortunas a la sombra del poder. Cabe destacar que luego de ser considerados traidores y corruptos, buena parte de los domicilios de estos exfuncionarios fueron allanados, pero los allanamientos no fueron transmitidos como en el caso de la ex fiscal general. ¿Se encontrarían también en sus domicilios colecciones millonarias de arte?

Más recientemente, si revisamos los implicados en la Operación Gedeón, encontramos a personas como Cliver Alcalá Cordones, cuyo sobrino fue capturado, o Raúl Baduel, con su hijo también capturado. ¿De dónde salieron ellos? Salieron de las filas del poder, de los que juran lealtad, no de la izquierda “extraviada” como la señalan algunos justificadores del gobierno. 

Los mercenarios, por sus vínculos con estos traidores, estaban incluso enterados del botín que existe en Venezuela producto de la corrupción. No por nada en su contrato especificaron que se quedarían con un porcentaje de todo lo “recuperado”. Seguramente se referían a joyas, automóviles de lujo, propiedades, pero también grandes cantidades de arte repatriada.

La conclusión es que el principal enemigo interno de la revolución no está en las filas críticas de la izquierda, sino entre las filas de los “leales” al poder. Por esta razón, la seguridad nacional no se puede seguir dejando en manos de una burocracia policial-militar, de los servicios de inteligencia, sino que debe ser una tarea de todo el pueblo.

Hacer transparente el Estado, que la lucha contra la corrupción no se use con fines políticos, que no se defienda a los corruptos “fieles” al gobierno, son tareas de primer orden para enfrentar la agresión imperialista. Los trabajadores siempre han estado en la primera línea de lucha contra este flagelo, incluso poniendo en riesgo su seguridad y libertad al denunciar los casos de funcionarios corruptos. Pero además, son los trabajadores y campesinos los que verdaderamente han demostrado ser capaces de enfrentar al capitalismo y al imperialismo. La alianza es con ellos.

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