[PROTESTA] ¿Qué pasa en Colombia?

Crisis de derechos humanos, desapariciones, tortura, masacres, violaciones, asesinatos, abuso de poder, reclutamientos forzados, militarización de los territorios, conflicto armado, desplazamientos masivos y selectivos, criminalización y estigmatización de la protesta, falsos positivos y persecución a líderes y lideresas sociales son denuncias frecuentes en Colombia.

El país registra un alto nivel de convulsión social. Según el informe del Observatorio de Conflictos, Paz y Derechos Humanos de Indepaz publicado el 4 de octubre del presente año,  en Colombia sólo en 2020 se han ejecutado sesenta y seis (66) masacres, en donde han asesinado a doscientas sesenta y tres (263) personas. Las masacres tuvierorn lugar en los departamentos de Antioquia, Cauca, Nariño, Norte de Santander, Chocó, Valle del Cauca, Córdoba, Arauca, Huila, Cesar, Bogotá entre otras zonas en donde hay fuerte presencia paramilitar.

Es esta la razón por la que líderes y lideresas sociales, jóvenes, mujeres, organizaciones populares y de base se encuentran en una permanente movilización. La protesta en la calle ha sido la forma pacífica y activa que el pueblo colombiano ha usado para exigir al gobierno el cese de la violencia, y que además asuma la responsabilidad y aplique las medidas para enfrentar la dura crisis social y humanitaria que vive el país.

Tatuy Tv conversó con Karla Risueño, militante de la Juventud Rebelde de Colombia. Una organización política de masas de carácter nacional presente en 23 departamentos, la Juventud Rebelde tiene trabajo de carácter agrario, étnico, barrial y universitario. Sus militantes, como Karla, son líderes y lideresas juveniles, defensores de los  DDHH, activistas comunitarios y constructores de paz. Karla nos narró cómo ha sido este proceso de lucha y resistencia:

No es una novedad, Colombia tiene desde hace muchos años y décadas una fuerte participación de la sociedad y de los procesos sociales en las calles. Ha sido ésta la manera de exigir los derechos que tenemos actualmente. Sin embargo, estas movilizaciones recientes se han enfocado el abuso de poder por parte de la fuerza pública.

Un ejemplo fue el caso de la violación de una menor de edad. El hecho conmocionó la protesta y activo a otros sectores de la población como loexplicó Karla:

Con la noticia de que 7 soldados habían violentado sexualmente a una menor de edad, de una comunidad indígena en el departamento de Risaralda en Pereira, inmediatamente la sociedad, las mujeres y todas las organizaciones sociales salen a la calle a pronunciarse en contra de la militarización de los territorios y el abuso de poder de la fuerza pública (en este caso el ejército de Colombia).

Es importante destacar que ni los estragos de la crisis producto del Covid-19 han podido frenar la violencia en el país. Por ejemplo, los grupos paramilitares han buscado aprovecharse de la cuarentena para aumentar la persecución contra dirigentes sociales. No obstante, el 7 de julio el Ejército de Liberación Nacional (ELN) presentó un comunicado en donde llamó al gobierno de Duque a un cese al fuego por un lapso de 90 días, atendiendo al llamado internacional del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) que pidió finalizar las actividades armadas en medio de la pandemia. En respuesta, el gobierno rechazó la propuesta, y la violencia en los distintos territorios se sigue acelerando y agudizando. 

Los departamentos en donde aún permanece el conflicto han tenido el mayor índice de violencia y persecución contra lideresas y líderes sociales, jóvenes y excombatientes. Así nos contó la militante de Juventud Rebelde:

Es importante resaltar que estos últimos asesinatos fueron de jóvenes de sectores rurales en territorios que están en alerta roja por el conflicto armado. Estamos hablando de los departamentos del Cauca, Nariño, Chocó, Córdoba,  Arauca, El Valle del Cauca. Son departamentos en donde es más fuerte la presencia del ejército colombiano.

Del mismo modo, la Oficina del Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) confirmó en su último informe que en 2020 hubo un total de cuarenta y ocho (48) asesinatos a líderes(as) sociales y defensores(as) de derechos humanos, entre las cuales se cuentan cinco (5) mujeres y nueve (9) personas de comunidades indígenas.

La juventud colombiana también se moviliza por el desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), señalando episodios recurrentes donde no hay control sobre los agentes. Estos arremeten contra manifestantes, llegando a extremos como el asesinato de dos jóvenes en medio de los desalojos que se están realizando en Bogotá.

El ESMAD es un escuadrón de la muerte. Su función es aterrorizar y acabar con la protesta social, como Karla nos aclaró

Estas movilizaciones se dan pacíficamente, pero ha sido la fuerza pública la que ha provocado hechos de violencia. Hay pruebas, videos en donde se demuestra que los policías han atentado con armas de fuegos contra a los manifestantes. Han sido alrededor de 10 manifestantes asesinados con armas de fuego, 134 heridos, y cientos de reportes de desaparecidos.

Finalmente, Karla nos contó sobre las exigencias del movimiento popular al gobierno de Duque, al ejército, a la policía y a las diferentes instituciones. Estas incluyen la desmilitarización de los territorios como eje central

El ejército no cumple con su labor de defender a los ciudadanos y a la población. Por el contrario, se ha evidenciado que hay una alianza entre el ejército nacional y el paramilitarismo. Entonces éstas manifestaciones buscan exigirle al gobierno que realmente empiece a generar todo un proceso de negociación político alrededor conflicto armado que vivimos en el país.

Es ésta la realidad del pueblo colombiano que está en manos de un gobierno atravesado por intereses narcotraficantes y paramilitares. Durante décadas, sucesivos gobiernos colombianos han gobernado junto a las élites y al servicio del imperialismo yankee. En plena crisis de Covid-19 no se ha interesado por atender a los sectores más vulnerables, sino que agudiza la crisis ejerciendo su poder y violentando a los más humildes, los que a pesar del conflicto siguen en resistencia levantando las banderas de la esperanza y de la paz.

Por eso junto a nuestra hermana Karla y la Juventud Rebelde de Colombia gritamos: ¡Nunca más jóvenes para la guerra!

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